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?No veo por qué el Vaticano tiene que intervenir por Malvinas?

Sabado, 16 de marzo de 2013 22:57
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“Hay que ver la posición que tiene la Iglesia sobre los problemas internos como la pedofilia”.

“La Iglesia católica en cuanto a la capacidad de atraer a las jóvenes generaciones puede aparecer muy adocenada”.

Hincha de San Lorenzo, se ríe al afirmar que su club ahora no será conocido por Marcelo Tinelli sino por el papa Francisco. Rodolfo Terragno es uno de esos intelectuales que nos sorprenden por su variado vocabulario y su claridad conceptual a la hora de hablar. Pese a ser un político de muchos años en la arena, asegura que el gran problema de la sociedad argentina es que “se habla todo el tiempo de política”. Sentado en el sillón principal de su living, se lo percibe relajado y predispuesto a tener una conversación abierta. “En la Argentina creo que el hecho de tener un Papa argentino va a fermentar un sentimiento católico mayor”, sostuvo. El candidato a senador nacional por la UCR recibió a El Tribuno en su departamento del barrio porteño de las Cañitas y aseveró que “este gobierno es el resultado de que hay una sociedad tan politizada y tan radicalizada”.

“El Papa intercedió en su momento en el conflicto entre Argentina y Chile porque había riesgo de guerra. Sería muy gracioso pedirle ahora al Papa argentino que interceda entre Argentina e Inglaterra”, concluyó.

¿Cree que cambiará algo en la política argentina con la designación de Jorge Bergoglio como nuevo Papa?

No estamos hablando de la política argentina, estamos hablando de Francisco I. Hay que ver qué puede cambiar en la Iglesia y las visiones sobre algunos hechos de la Iglesia que el Papa renunciante, Benedicto XVI, insinuó criticar. Hay que ver la posición que tiene la Iglesia sobre los problemas internos como la pedofilia, hay que ver cuál es la actitud definitiva frente a hechos que el propio Benedicto decía que estaban siendo juzgados con distintos criterios como el aborto, la anticoncepción, etc. Creo que se abre un nuevo período para la Iglesia y hay que ver cómo Francisco enfrenta todo eso.

 

Entonces para usted no cambiará nada en la política argentina, pese a la mala relación de Bergoglio con el Gobierno.

Ese era Bergoglio, no Francisco.

¿No le parece que este hecho puede provocar un mayor diálogo entre la política argentina?

En la Argentina hay una enfermedad, que es hablar de política. Usted se encuentra con una persona, le dice: “Hola que tal”, y empieza a hablar de política. Yo no lo he visto eso en ninguna parte. Yo viví siete años bajo Margaret Thatcher y todo mi entorno era laborista; no se hablaba nunca de política. Aquí ocurre un hecho extraordinario, imprevisible: un americano es Papa, además es un argentino. La gente no se pregunta ¿por qué es Papa?, ¿qué va a hacer? La primera cosa que me pregunto es qué tiene que ver con la política argentina. Es una cosa compulsivo-obsesiva: no se habla de otra cosa que no sea de política. La designación de Francisco I debería eclipsar cualquier discusión política y la gente habla de política igual. Es una enfermedad.

Para salir un poco de la política, ¿cuáles deberían ser los principales desafíos de este Papa?

Los que le dije anteriormente. Además, las nuevas religiones, la prédica electrónica. La irrupción de pastores alejados del boato y con un lenguaje mucho más cotidiano ha producido una reforma importante en el comportamiento religiosa. Creo que la Iglesia católica enfrenta ahora una competencia. La Iglesia católica en cuanto a la capacidad de atraer a las jóvenes generaciones puede aparecer muy adocenada, con mucho oropel. Hay que ver cÓmo se adapta eso. En la Argentina, creo que el hecho de tener un Papa argentino va a fermentar un sentimiento católico mayor, pero lo que importa en la Iglesia es qué va a pasar en el mundo entero.

 

¿Qué opina de la polémica sobre el supuesto rol de Bergoglio durante la dictadura?

Es lo que yo digo: no hay ninguna capacidad de analizar un problema desde la óptica política. Todos los problemas son el mismo problema. Usted puede hablar de cualquier cosa, de cualquiera. Puede hablar de la elección de un Papa y es la misma discusión política que todos los días se hace a propósito de cualquier tema. Yo no entiendo esto. ¿Por qué esa obsesión por la política? Insisto, yo no lo he visto en ninguna parte. La gente habla de distintas cosas. Puede hablar de religión, de filosofía, de sociología, de las características de los argentinos, de los papas anteriores. Incluso si el Papa hubiese sido brasileño no creo que la gente hubiese dicho: “¿Cuál es la relación entre el Papa y Dilma Rousseff”? A mí me extraña eso.

 

¿Puede pasar esto por la radicalización que el Gobierno a veces impone en la sociedad?

Este gobierno es el resultado de que hay una sociedad tan politizada y tan radicalizada que por supuesto surgen estas cosas. ¿Por qué no surgen las mismas cosas en otras sociedades? ¿Por qué en otras sociedades no surgen gobiernos que radicalicen? ¿Por qué surge en Venezuela o Argentina? Porque hay un factor preexistente. Me parece que la gran dificultad es cambiar culturalmente esto. Esta locura por la política no es nada sana.

 

Usted es una persona muy interesada en el tema Malvinas y hasta llegó a decir que el referéndum de los isleños era bueno para Argentina. El miércoles, Cristina elípticamente le pidió al nuevo Papa que impulse un diálogo por la soberanía, ¿le corresponde hacer eso a un Papa?

Usted sabe que el Papa intercedió en el conflicto entre Argentina y Chile en su momento. Sería muy gracioso pedirle ahora al Papa argentino que interceda entre Argentina e Inglaterra. El Vaticano no es un tribunal de arbitraje para resolver asuntos internacionales, la intervención del Papa en su momento fue porque existía una posibilidad de guerra entre Argentina y Chile. Fue una misión pacificadora, una búsqueda de solución que no pasara por las armas. En este momento, donde no se avizora una posibilidad de guerra y el de Malvinas es simplemente un conflicto, no veo por qué tiene que intervenir el Vaticano.

¿Coincide con el canciller Héctor Timerman en que se puede recuperar la soberanía de Malvinas en veinte años?

No sé sobre qué base hace ese pronóstico. ¿Quién puede decir si en 20 años, 15, 8 o 70? No es un prode esto. Lo que creo es que si el Gobierno sigue actuando como está actuando pueden ser 20, 50 o 100 años. Me parece que están haciendo las cosas al revés. Argentina quiere que Gran Bretaña se siente a dialogar y por el otro lado la Presidenta sugiere que son piratas y el canciller cae de improviso en Londres y pide cita. Estos son actos muy poco serios y muy poco conducentes. Los británicos no se sientan a negociar porque dicen que hay tres patas: ellos, Argentina y los isleños. Argentina dice que los isleños son británicos y que Londres debe negociar por ellos porque los isleños forman parte del pueblo británico. Son y quieren seguir siendo británicos. Gran Bretaña no aceptaba eso. Sale una ley británica después de la guerra que dice que son británicos. Para mí hay que llevar esa ley a las Naciones Unidas y presentarla como prueba. Esto no salía y en 2007 presenté un proyecto en el Senado para que le recomiende a la Cancillería llevar esta ley como prueba de la posición argentina. Ese proyecto fue votado por unanimidad, incluido el voto de la entonces senadora Cristina de Kirchner. Nunca se presentó. Y ahora viene lo del referéndum, donde los isleños dicen que son británicos y quieren seguir siéndolo; esa es la posición argentina de siempre. Yo digo, hay que llevar la ley británica y el resultado del referéndum al comité de descolonización de Naciones Unidas. Hay que decirles: “Ustedes dijeron que esto era un asunto bilateral, nosotros también e Inglaterra decía que había tres partes. Esta es la prueba, los isleños no pueden ser una tercera parte”. ¿Por qué no se hace? No sé. Internacionalmente Gran Bretaña se proclamó victoriosa y Argentina derrotada.

¿Se puede acelerar el debate por la soberanía?

Para empezar hay que hacer lo que le dije anteriormente. No hay un derecho de autodeterminación porque no hay un pueblo separado que quiera liberarse. Le he pedido una entrevista al canciller Timerman y espero que me la dé porque no entiendo cómo no se ve una cosa tan obvia.

¿Piensa que la muerte de Hugo Chávez cambiará algo dentro del bloque bolivariano del que Argentina parecería formar parte?

¿Dónde existe un bloque bolivariano?, ¿en qué se manifiesta? ¿Hay una zona de libre comercio? El principal socio comercial de Venezuela es Estados Unidos, el principal proveedor de alimentos es Estados Unidos. Es una cosa retórica, pero dónde hay un bloque. Creo que hay retórica pero no un verdadero bloque.

¿Cómo tomó el acuerdo con Irán por el tema AMIA?

Mal. Me parece que si la Argentina tiene sospechas de que esos atentados fueron inspirado por Irán y que en función de eso ha emitido órdenes de captura, la idea de ir a resolver el asunto en Irán hablando con los buscados no es una idea feliz. Además, hay algo que me llama mucho la atención. Se supone que el principal beneficiario de esto debería ser la comunidad judía, que lo rechaza. Estamos en un gobierno populista que trata de no hacer nada que no tenga buena acogida para la población y el Gobierno ha hecho algo que según las encuestas tiene un abrumador rechazo. La gente no apoya esto. Sin embargo, se sigue adelante y se llama a sesiones extraordinarias del Congreso. Irán no se sabe cuándo lo va a aprobar. Hay algo detrás de esto que no conocemos.

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