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La noche agoniza, el alba esta cerca, Un rayo de vida despertó mi sueño.
La brisa esta fría en pleno verano. Porque dejó su sangre en aquel, también nuestro suelo.
Flaquea en razones el mundo que manda, flaquea en cimientos el brutal imperio, porque con cada lágrima vertida por ellas, Las madres huérfanas de hijos ya tocan las puertas del cielo.
Y es que Dios ya escucha nuestro canto unido, y es que Dios ya sabe, somos buena gente.
Es que la razón nacida en este corazón latinoamericano, va a poder más que la codicia que manda esas mentes.
La brisa recobró la vida en el continente, Se cargó mis sueños, los tuyos, los de todos, para retomar su marcha siempre cautelosa, para internarse firme hacia mar adentro.
Allá la espera el Tata Dios vestido de gaucho, para llenarla de nubes que donen lo albo; ya que desde hace mucho al azul celeste, lo pintó por y para siempre nuestro mar.
Les pido hermanos que con las manos unidas, alcemos los brazos para juntos gritarles al mundo: Queremos ese suelo llamado Malvinas; lo queremos porque fue, es y será nuestro. Pero eso sí, lo queremos por siempre y en paz.
Antonio Montagna, Ciudad