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El hombre se conmueve, se le cortan las oraciones y mira como a lo lejos escarbando en los recuerdos.
Se nota que el tiempo en la balsa es lo que más le impactó y es el recuerdo que más mantiene latente.
Y vuelve al relato.
“Tengo muchos recuerdos. Sé que son 470 mis compañeros que luego se suicidaron. Vimos muchas cosas feas. Mientras estuvimos en la balsa, y hasta ahora, lo que me mantuvo vivo fue siempre el amor por mi Patria”.
No quiere llorar ni dar signo alguno de debilidad; se contiene.
“Luego de visitar a mi familia volví a Puerto Belgrano. Yo quería que me designen a otro barco porque yo quería volver a pelear. No me importaba nada. Yo sé que los altos mandos utilizaron una estrategia equivocada, que se usó la guerra con un fin propio, pero si me llaman de vuelta a la caldera del Belgrano yo voy sin ningún dudarlo ni un instante”.