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El Islam tiene el Corán; las diversas confesiones cristianas, diferentes recopilaciones de la Biblia; el judaísmo se apaña con el Talmud y la Torá; y el chavismo, en su afán de perdurabilidad, parece que debería concretar en forma documental ese sugerente eslogan de Socialismo del Siglo XXI, en el que Hugo Chávez quería encapsular objetivos, ensoñaciones y proyectos para refundar el país. Y qué es Socialismo del Siglo XXI.
El término fue inventado a fin de los años 90 por un politólogo alemán, Hans Diederich, que asesoró a Chávez al inicio de su mandato (1999-2013), pero que hace ya algún tiempo que ha renegado de denominación tan ambiciosa.
Manuel Alcántara, director del departamento de América Latina de la universidad de Salamanca, subraya que la doctrina chavista “no cuenta con ningún texto medianamente estructurado”, sino que es “una cobertura a la propuesta bolivariana, que engloba viejas ideas con fuerte componente identitario como la patria grande, el antiimperialismo, el paternalismo de Estado, la mejora de las condiciones de los humildes y el caudillismo mesiánico”.
Michael Reid, latinoamericanista residente de The Economist, cree que “combina marketing brillante con contenido poco definido y se basa en el control hegemónico de la economía”. Elides Rojas, director de El Universal, lo ve como “un batiburrillo ideológico dinamitado por la realidad, con la retórica del comunismo cubano, el autoritarismo de las dictaduras latinoamericanas, su buena dosis de populismo y demagogia y, lo más grave, una gran corrupción”.