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En la localidad de Santa María, a unos 25 kilómetros del pueblo de Santa Victoria Este, el FRH tiene previsto la construcción de un colegio secundario vital para la zona. La obra tendría que haber comenzado a principios de año, según se les comunicó a los vecinos, pero solo existe el lugar elegido para levantar el edificio. Todavía no se conoce el nombre de la empresa que se adjudicará el contrato con un presupuesto oficial de $3.500.000. Por el momento, algunos de los chicos estudian en las aulas que abandonan los alumnos de la escuela primaria, en reparación hace más de dos años. El resto de los alumnos tiene que asistir a clases en un improvisado galpón de chapa y ladrillos, señalado como templo católico. Entre las paredes y el tinglado queda mucho espacio. Por ahí entra un polvaderal cada vez que sopla el viento y las clases tienen que ser suspendidas, como pudo verificar El Tribuno.
En tiempo y forma
Entre las poblaciones de Santa María y La Puntana están las comunidades wichi de La Curvita y la toba de Monte Carmelo, este último se encuentra a uno 20 kilómetros del puesto de salud más cercano. Tal vez por eso, el FRH concluyó un puesto sanitario en cada una de las vecinas localidades. La única queja la acercó un trabajador de la educación de Monte Carmelo. “El problema es que todavía no tenemos un enfermero fijo. El otro día traje a un chiquito, pero no había nadie que lo atienda. Yo tuve un accidente y me duele la espalda. Tengo que hacer 40 kilómetros hasta Santa Victoria para que me den un ibuprofeno”, dijo, con la condición de permanecer anónimo. En la zona señalan que el puesto de La Curvita fue construido porque ahí vive el dirigente aborigen Rogelio Segundo.
El último proyecto del FRH para la zona es la construcción de ocho salones de usos múltiples (SUM) para distintas localidades del municipio. Las obras todavía no comenzaron y en Santa María, La Curvita, Monte Carmelo y La Puntana, ningún vecino sabía donde serían construidos.