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Dicen que el avance es del 70%, pero es inferior al 50%

Lunes, 13 de mayo de 2013 10:13
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Unos sauces hacen buena sombra. Unos pequeños aborígenes usan de muelle un viejo algarrobo que cayó sobre la costa y se extiende por unos metros, reflejado en el espejo de agua. Las huellas son de pies descalzos. La boya de corcho se hunde y el pescador arranca de las profundidades un horrible dentudo. “Iss, iss” (bien, bien), festejan los chicos en su idioma.

El autor de culto, Carlos Castaneda escribió el libro Una Realidad Aparte, para hablar de una dimensión que escapa a nuestra percepción sensorial. Ese es el título que se le podría poner a la llamada “ampliación y refacción del hospital Alto la Sierra”. Es que según la información oficial el avance físico de la obra está arañando el 70%, pero en realidad es inferior al 50%. Además se denominó “ampliación” a la construcción de una habitación partida en cuatro ambientes. El monto del contrato ronda el millón de pesos, de los que ya adelantaron el 74,75%. Pero la refacción va lenta. Todavía se ven las viejas paredes de adobe a las que rompieron para cambiarle los viejos cables y tuberías.

El lavado de cara tiene casi por completo congelado el funcionamiento del establecimiento. Entre los cascotes y martillazos descansa una madre internada que trata de dormir junto a su bebé. El enfermero le toma la presión y la temperatura. A unos metros los obreros terminan el nuevo espacio donde funcionarán nuevos consultorios, una sala de partos y dos cuartos de internación. También se arregló el tanque de agua, que aunque es de red, no es potable y genera diarreas en chicos con bajo peso, según contó un enfermero. El 70% de las consultas, según la misma fuente, son de niños. Pero no hay pediatra para una zona que tiene influencia sobre cerca de 2 mil familias. La radio solo los comunica con el Hospital de Santa Victoria Este y los puestos sanitarios bajo su órbita. Ante tantas necesidades, llama la atención la instalación de un sistema de rayos láser con lector de huellas digitales y cámaras digitales de circuito cerrado para controlar al insuficiente y escaso personal médico y de enfermería, verdaderos mártires de la democracia.

Según los obreros, las obras se demoraron por los reclamos por la incorporación de trabajadores locales. Advertido por vecinos, El Tribuno visitó la construcción del albergue escolar de San Bernardo, financiada con fondos nacionales. “Es un edificio espectacular hecho de la nada que salió casi lo mismo que la pobre ampliación de nuestro hospital”, dijo un comerciante.

El hospital en el pueblo de Santa Victoria Este

La ampliación del hospital de Santa Victoria Este está en sus últimos tramos. La construcción parece acorde a las necesidades que hacía públicas El Tribuno. Hay cuatro médicos (hace menos de dos años eran dos) que atienden a más de 15 mil personas, en su mayoría niños con padres cuyos ingresos son los más bajos del país. Ahora contarán con una sala de pediatría, además de un lugar para que trabajen los agentes sanitarios, entre otros múltiples espacios. Aunque la situación fue normalizada en estos días, según confirmaron fuentes del hospital, cuando El Tribuno visitó el lugar, los últimos días de abril llevaban dos meses sin ambulancia, que se encontraba en reparación.

El avance físico de la obra estimado oficialmente es de un 73% y coincide con lo que se puede apreciar sobre el terreno.

Escuela primaria para El Cañaveral

A unas cuadras del hospital está la escuela primaria de Santa Victoria. A solo dos kilómetros de ahí, en la comunidad El Cañaveral, se termina de construir una nueva escuela. La obra fue demorada por reclamos sociales para que se contrate mano de obra local. Algunos vecinos ofrecieron su malestar, ya que pedían un jardín de infantes, lo más demandado por las madres del lugar. En el pueblo se comenta que en la elección del espacio físico influyó la presencia del dirigente aborigen cercano al Gobierno, Francisco Pérez. “Hay comunidades que no pueden mandar a sus chicos a la escuela porque les queda lejos. En Pozo El Bravo la escuela está partida al medio y en Pozo El Toro se caen los techos y es mala el agua”, dijo una docente de la zona.

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