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La advertencia del FMI sobre las “fuertes implicancias” que podría tener si prospera el fallo del juez Thomas Griesa contra Argentina en la causa presentada por fondos buitre se conoció en momentos en que cada vez está más cerca el pronunciamiento de la Corte de Apelaciones de Nueva York respecto de esta cuestión, que puede marcar un antes y un después en los procesos de reestructuración de deuda en el mundo.
A esto se sumó el pronunciamiento del titular del Bundesbank, Jens Weidmann, quien admitió el viernes pasado que en una última instancia los default de los países son una opción posible para disciplinar el “riesgo moral” de inversores altamente especulativos.
Desde la última audiencia, el 27 de febrero en Nueva York, hubo pronósticos agoreros de que la Corte apuraría los tantos, pero sin embargo está dando señales de que se tomará todo el tiempo que considere necesario para dar a conocer su parecer.
El documento del Fondo, que fue dado a conocer el jueves y que ya fue tratado por su directorio, es una señal contundente de la importancia que tiene el caso argentino para el ámbito financiero mundial, devenido en un “leading case”, y de un giro importante en la cúpula del organismo, que hasta el momento evitó pronunciarse sobre el tema.
A fines de 2012, cuando la Corte de Apelaciones abrió paso a la opinión de terceros para el juicio de los fondos buitre contra la Argentina, referentes como Anne Krueger -una ex-FMI, en carácter de académica- y Nouriel Roubini, además de asociaciones bancarias y el mismo Gobierno de Estados Unidos, presentaron sus opiniones con serias críticas a la interpretación del “pari passu” -tratamiento igualitario- y del método de pago propuesto por el juez Thomas Griesa.
Lo cierto es que la Argentina, que se alzó de manera solitaria en Dubai en el 2003 al plantear un ambicioso proceso de restructuración de deuda con una quita superior al 75%, hoy se encuentra menos solitaria en el tema a partir de lo que está pasando en Europa.
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