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Que el titular de esta nota haga referencia a la película que se estrenó en el 2003, dirigida por Gary Gray y protagonizada por una banda de buenos actores, “La estafa maestra”, puede tener que ver con esto de que la realidad supera a la ficción. El último sábado en Salta los seguidores del rugby y el deporte en general fueron parte de eso: de una “estafa”. La planificación de la misma tuvo, en este caso, también a muy buenos “actores”.
El Gobierno se encargó de vender un evento de primerísimo nivel. Se gastaron más de 4.000.000 pesos para un verdadero papelón, un chasco de esos que se pueden ver de vez en cuando. En la semana previa, la planificación a la hora de vender el test match no tuvo fisuras. La presencia de los jugadores que participarán a partir de agosto de la Rugby Championship (Juan Martín Hernández o el mismo Chipi Figallo, incluso la de Agustín Pichot, excampitán puma) intentó llenar la falta de verdaderas figuras en un plantel alternativo, porque las acciones sociales de la UAR no entran en discusión.
Por otra parte, más en lo deportivo, la Selección argentina de rugby contó con un verdadero equipo B, alternativo, sin figuras y con mucho por mejorar de cara al próximo partido en Vélez, en Buenos Aires, donde el ojo crítico será más amplio y las consecuencias pueden ser mayores. No solo los dirigidos por Santiago Phelan, head coach argentino, nunca hicieron pie en el campo de juego, sino que los números terminan por catapultar el bochorno: 29 puntos de diferencia significa el triunfo más amplio de Inglaterra sobre Argentina; Salta fue testigo de la segunda derrota más dura después del 51-0 en Twickenham en 1990.
Los silbidos que bajaron de las tribunas en varias ocasiones significaron la reprobación de gran parte del público; los más de 18.000 hinchas que fueron a alentar a la Selección terminaron chiflando a un combinado que nada tiene que ver con Los Pumas. La falta de reacción del equipo nacional en el primer tiempo, cuando los ingleses parecían ser más de 15 en el campo de juego, terminaron por cerrar una primera parte caótica para Los Pumas. Las formaciones fijas nunca funcionaron y La Rosa puso más espinas que las imaginadas.
Un papelón para el olvido (o mejor dicho para analizar y no volver a repetir), otro evento que se vendió como el mejor pero terminó siendo el peor. Ni Pichot ni el mismo gobernador saldrán a explicar lo sucedido porque no hay demasiados argumentos. Cuando muchos esperaban un partido picante, entretenido y vibrante, terminaron por aceptar una de las peores derrotas en la historia Puma. “En el primer tiempo tocamos fondo, fue el peor rugby que se vio de Los Pumas en bastante tiempo”, sostuvo tras el partido Gonzalo Tiesi. Mientras tanto seguirán haciéndonos creer que Salta es tan linda, que enamora.
Nada económico
En tiempos difíciles para el bolsillo de la mayoría, las entradas para ver el test match entre Los Pumas e Inglaterra tuvieron su costo: $90 generales, $180 preferenciales y $250 plateas laterales