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Los asesinos de Toledo actuaron con extrema audacia e impunidad

Martes, 18 de junio de 2013 23:38
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El homicidio del remisero salteño ocurrido el jueves pasado en la provincia de Jujuy mantiene desconcertados a los investigadores. Ocurre que por las características del hecho no pueden determinar cuál pudo haber sido el móvil, ya que ninguna hipótesis encaja dentro de los esquemas de la criminalidad. A simple vista todo hace suponer que se trató de un crimen mafioso, pero esto no guarda relación con el modus operandi que utilizaron él o los autores del crimen. Julio Toledo, de 38 años, salió de la ciudad de Salta a las 10 de la mañana del jueves con un pasajero que llegó a la remisera ubicada en Manuel G. de Tood 1309 requiriendo un servicio a San Salvador de Jujuy. Minutos después el remisero le comunicó a la operadora que pasarían por General Güemes para levantar a otros dos pasajeros.

A las 14 Toledo apareció asesinado a balazos al costado del camino que bordea el dique Las Maderas, a unos 10 kilómetros de la localidad de El Carmen. Los asesinos se llevaron el auto Suran, color negro, y hasta ayer la policía no encontró ningún rastro del mismo. Se sospecha que del brutal homicidio participaron más de dos personas y lo que más llama la atención es que los autores procedieron con una muestra de extrema audacia e impunidad. Lo hicieron a plena luz del día (entre las 13 y 13.30) en un camino de ripio muy transitado por pescadores en cualquier tipo rodado y a unos 250 metros del camping turístico El Volcán. “Yo escuché entre cinco y seis disparos y me asusté, por eso no fui a ver de donde provenían los estampidos”, dijo a El Tribuno Ramón Cáceres, cuidador del predio.

Contó que 20 minutos antes un auto negro estacionó frente al camping, de donde descendió un hombre alto, de tez morena, campera gris, y le preguntó si alquilaba catamaranes. “Le dije que no y se fue en el auto, y al rato escuché los tiros”, dijo. El cadáver apareció en un callejón que usan los pescadores para acceder al dique, a unos cuatro metros del camino principal. “Nosotros pasamos en la camioneta y lo vimos, y al detener la marcha observamos las manchas de sangre y las huellas de arrastre del cuerpo”, contaron Carlos A. Barrios, Enrique Gareca y Francisco Ochoa, empleados de Recursos Hídricos.

Todo indica que lo ejecutaron

Julio Toledo presentaba un impacto en la cabeza, de arriba hacia abajo, que le atravesó el cuello y la clavícula. Esto hace suponer que lo hicieron arrodillar y lo ejecutaron. Previo a ello le dispararon en las piernas y en las nalgas, lo que evidencia que el remisero se resistió. “Es difícil que esto haya sido obra de una sola persona, ya que luego de ejecutarlo lo arrastraron hasta el callejón”, dijo el abogado Guillermo M. Alberto, quien acompañó a la familia junto a su colega Natalia Otero. A su juicio, no es fácil arriesgar una hipótesis, porque a la luz de los acontecimientos ninguna teoría cierra. ¿Qué sentido tiene traer a un remisero hasta aquí, asesinarlo y robarle el auto?, se preguntó. Lo que la Policía trata de reconstruir es el recorrido el auto Suran. En coincidencia con el testimonio del sereno del camping El Volcán, el empleado de Recursos Hídricos, Enrique Gareca, aseguró que él vio pasar un auto negro desde la casilla que la empresa posee en las intersección de las rutas nacional 9 y provincial 42. “El auto siguió en dirección a Monterrico y alcancé a ver al conductor, que era de tez blanca y pelo corto”, dijo. La descripción coincide con la hecha por la telefonista de la remisera, quien atendió a la persona que abordó el vehículo de Toledo el jueves cerca de las 10.

“No descartamos nada”

“Por las características del hecho no podemos descartar ninguna hipótesis”, dijo a El Tribuno el fiscal Darío Osinaga, quien tiene a su cargo la investigación del caso. Destacó que hay un trabajo conjunto que está realizando con el fiscal de Salta Eduardo Barrionuevo y que lo propio está ocurriendo con las brigadas de Investigaciones de ambas provincias. Un equipo de esta unidad arribará hoy a esta ciudad para avanzar en esta tarea. En horas de la tarde el fiscal recibió a Ramón Toledo, padre de la víctima, acompañado de sus hijos Néstor y Rodolfo y de los dos defensores “Estoy aquí porque quiero saber qué es lo que pasó con mi hijo”, expresó Toledo padre. Por su parte, Néstor sostuvo que “recién hoy vemos que la Policía comenzó a moverse y no vamos a parar hasta saber quién o quiénes asesinaron a mi hermano”. A su turno Rodolfo Toledo fue categórico en sus expresiones al señalar que “yo vivía con Julio y puedo dar fe de que no andaba en nada raro”. Y agregó que “quizás lo quisieron obligar a hacer algo que no quería y por eso lo mataron”.

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