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José C., de 43 años y vecino de Mallorca, en España se quedó estupefacto cuando lo citaron en la sede de recursos humanos de la empresa para la que trabajaba y le comunicaron que estaba despedido. El motivo, tal y como se puede leer en la carta que le entregaron, “por flatulencias, eructos y cortarse las uñas en la mesa y dejar los restos en el teclado”.
Desde hacía casi un año que José trabajaba como parte del equipo de seguridad del hospital Son Espases de Palma de Mallorca y él asegura “no haber tenido nunca ningún problema con nadie”, aunque admite que “alguna vez hacíamos bromas con otros compañeros”.
El despedido confiesa que “es cierto que hacíamos ventosidades (pedos) y eructábamos, pero nadie nos veía, porque lo hacíamos cuando estábamos solos, así que no entiendo los motivos del despido”.
También se sacaba mocos
Las primeras quejas sobre el comportamiento poco educado de José llegaron hace unos meses cuando sus jefes le comunicaron que había quejas por su falta de higiene: “Me dijeron que estaba todo el rato sacándome mocos de la nariz y haciendo bolitas, y les dije que tenía una alergia y que por ese motivo estaba constantemente sonándome”.
Sin embargo, el vigilante de seguridad cree que los motivos de su despido son otros: “Una vez le paré los pies a un tipo en la barrera del estacionamiento que resultó ser familiar de una de mis jefas y ahí empezaron mis problemas”, explicó.
En la carta de despido se puede leer textualmente que “el pasado 16 de mayo, durante la prestación de su servicio como auxiliar en el parking de Son Espases, hizo gala de flatulencias y eructos delante de compañeros, así como que se cortó las uñas en la mesa y dejó restos en el teclado del ordenador”.
José sólo admite esta última parte, ya que “lo de las ventosidades no fue en público, y lo de las uñas puede ser cierto, pero es algo que se hace muy habitualmente. Yo creo que no es motivo de despido”.