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Al parecer lo que falta no es plata, sino gestión

Sabado, 20 de julio de 2013 20:09
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Los piqueteros volvieron a la carga en el norte y dejaron bien en claro que “la tregua” tiene poca vida si es que el gobierno de Juan Manuel Urtubey no elabora una propuesta conducente para la generación de puestos trabajo.

El reclamo y el método utilizado por los manifestantes fue el mismo: cortaron la ruta 34 en varios tramos, amenazaron con prenderle fuego a un camión con combustible y provocaron un verdadero caos entre Tartagal y Mosconi. Tras levantar la medida, la promesa fue volver a la ruta en cualquier momento.

En la complicada trama social que vive el norte de Salta, la protesta no habría significado más que la reiterada postura piquetera, de no ser por un dato que no pasó desapercibido: claramente se ve que la plata, materia prima de la política clientelar, no está llegando en tiempo y forma.

Así lo confirmó el diálogo directo, duro y sin eufemismos de uno de los piqueteros que a viva voz le reclamó a Javier Massafra, secretario de Empleo. “Así como te sentás en los cafés y le das 10 mil pesos a cualquiera, así queremos que nos des una solución de fondo a nosotros”, le enrostró el piquetero al funcionario provincial. “Vos sabés bien de qué estoy hablando”, le dijo, mientras el secretario argulló un defensa para salir del momento invocando una reunión con los ministros “que son los que deben dar las soluciones”.

Horas después, la protesta se levantó y la última palabra la dieron los piqueteros más díscolos, que prometieron volver a la ruta en cualquier momento. No quedó en claro cuál fue la moneda de cambio o si fueron varios los “cafés de 10 mil pesos” que se tuvieron que movilizar para levantar la medida.

Lo que sí quedó en evidencia es que la política clientelar se aplica peligrosamente en un lugar donde la pobreza y la inseguridad ganan la diaria batalla de la subsistencia. Acallar el reclamo social con dinero es un arma de doble filo y no ayuda a las soluciones de fondo.

La pobreza aumenta y desde ella se motorizan otros dramas sociales, como la delincuencia y la drogadicción, afectando siempre a los sectores más vulnerables. Hay claras evidencias en la provincia, como lo señalaron varios estudios sociales.

Pero esto no resulta suficiente para el Gobierno y su entorno, que insiste en que los números “son alentadores”, según lo expresó el ministro de Economía, Carlos Parodi.

Pero lejos de los números y cerca de la tarea social del día a día, Cáritas ratificó también que es cada vez mayor la cantidad de salteños que concurren a pedir asistencia a la institución. Antes era gente de 60 años la que pedía ayuda, ahora se le sumaron jóvenes de 35 años que también piden alimentos para sus hijos.

La pobreza existe y eso no se arregla en los cafés con 10 mil pesos, para algunos.

La conclusión entonces es unívoca: no falta plata; lo que falta es gestión y voluntad de trabajar por el bienestar de todos los salteños.

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