Los muertos se siguen apilando en cualquier lado esperando ser sepultados. Pero los musulmanes reprimidos por la Policía el miércoles no ceden en su postura radicalizada y las fuerzas del orden tampoco.
inicia sesión o regístrate.
Los muertos se siguen apilando en cualquier lado esperando ser sepultados. Pero los musulmanes reprimidos por la Policía el miércoles no ceden en su postura radicalizada y las fuerzas del orden tampoco.
Los enfrentamientos dejaron hasta ayer casi 600 muertos y más de 4.000 heridos, según un parte oficial.
Entre las víctimas fatales hay 43 policías. Los cadáveres de muchas personas yacen en las mezquitas cercanas a los sitios donde acampaban, envueltas en sábanas que los familiares destapan para reconocer a sus seres queridos.
Al mismo tiempo, lejos de amedrentarse o refugiarse en lugares seguros, los hermanos musulmanes organizaron ayer mismo varias marchas de protestas por la violencia sufrida el miércoles, incendiaron iglesias cristianas y dos edificios gubernamentales en El Cairo.
Otros grupos radicalizados atacaron un cuartel de la Policía en una ciudad del interior y hubo enfrentamientos entre las fuerzas del orden y musulmanes en Alejandría.
Todo esto, a pesar de que el Gobierno interino decretó el estado de emergencia por treinta días a partir del miércoles y del toque de queda impuesto en 14 de las 27 provincias del país.
A las renovadas amenazas de los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi le siguieron serias advertencias de la Policía de que las fuerzas dispararán munición letal en caso de recibir nuevos ataques.
Consternación mundial
La violencia indiscriminada, que convirtió al miércoles 14 de agosto de 2013 en el día más letal en dos años y medio de revueltas, hizo reaccionar a todo el mundo de inmediato, de modo que decenas de países emitieron partes propiciando el diálogo, la moderación, la contención y el cese de los asesinatos.
El gobierno argentino condenó “la brutal represión” contra manifestantes en Egipto e hizo un llamamiento a las autoridades de ese país para un cese total e inmediato de la espiral de violencia.
El presidente de EEUU, Barack Obama, canceló los ejercicios militares conjuntos con Egipto por considerar que la cooperación con ese país “no puede continuar como antes”.
El nuevo presidente de Irán instó al ejército egipcio a dejar de “reprimir” al pueblo. “Advierto a los militares de Egipto que los egipcios son una gran nación ansiosa de libertad”, dijo el presidente Hasan Rohani.
La cancillería rusa exhortó a sus ciudadanos a no viajar a Egipto.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan acusó a Occidente de ignorar la violencia en Egipto e instó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a reunirse urgentemente para discutir la situación.
El presidente francés, Francois Hollande, dijo que “deben extremarse recursos para evitar una guerra civil en Egipto”.
Pedido del Papa
El papa Francisco dijo ayer en Castel Gandolfo que “legan por desgracia noticias dolorosas de Egipto” e instó a los presentes a orar juntos “por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra”.
Tras celebrar la Eucaristía en la Solemnidad de la Asunción de la Beata Virgen María en la plaza de la Libertad de Castel Gandolfo, localidad situada a unos 30 kilómetros de Roma, Francisco presidió el rezo de El Angelus.
Antes de comenzar el rezo, se dirigió a los fieles allí congregados desde primeras horas de la mañana y les habló de la situación dolorosa de Egipto: “Deseo dirigir mi oración a la víctimas, a sus familiares, a los heridos y a todos los que sufren”.
Los datos
Los Hermanos Musulmanes, principal sostén de Mursi, no aceptaron el golpe de Estado y organizaron acampadas en las plazas.
Las nuevas autoridades comenzaron a advertirles hace dos semanas que debían desalojar los predios, pero sin respuestas positivas.
Anteayer, miles de policías se enfrentaron a los manifestantes con un saldo de casi 600 muertos y más de 4.000 heridos en los dos bandos.