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Por lo general, los choferes de colectivos son el blanco de las críticas del usuario, pero en estos casos se mete a todos los colectiveros en una misma bolsa. Porque, como en toda regla, aquí también hay excepciones, como por ejemplo los trabajadores del volante del servicio urbano e interurbano (los corredores que van al valle de Lerma), que solicitan en alta voz: “un asiento para la señora”, cuando sube una pasajera con un bebé o una criatura en brazos y el coche está completo en su capacidad. Lindo gesto, pero lamentablemente son pocos los que así se comportan. Los otros deberían imitar a sus compañeros de trabajo.
Ya que estamos con los colectivos que van al valle de Lerma, es necesario recalcar por millonésima vez, la necesidad de mayores coches en el servicio, porque por ejemplo para viajar a la Ciudad Capital desde Cerrillos, es un martirio. Los coches que vienen de Chicoana, Moldes, La Merced o Rosario de Lerma, llegan a Cerrillos, último pueblo del recorrido en este caso, abarrotados de gente. En estos tiempos electorales, bien podrían subsanar este problema, para quedar bien, en doble sentido, con la gente.
Aquiles Casco, Cerrillos