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Nos preguntamos ¿que pasará con la economía después de las elecciones nacionales de octubre? Son muchos los temas a resolver que, entiendo, deberán hacerse con propuestas no solo del Gobierno sino también con participación de la oposición, si es que se repite una elección similar a las PASO.
Es necesario que los ciudadanos con ambiciones presidenciales en el 2015 comiencen a comprometerse en estos dos años que le quedan a este Gobierno y generen o contribuyan a elaborar políticas de Estado.
Son muchos los temas que, desde la economía, quedan sin resolver. Me he permitido compartir con usted, amigo lector, algunos;
- Con respecto a la inflación sería interesante que primero la reconozcan. También que desarrollen un plan para reducir la inflación (provocada fundamentalmente por la gran emisión monetaria para generar consumo, sabiendo que no es sustentable en el tiempo).
- Si se modificará o no la política cambiaria, especialmente la destinada a incentivar las exportaciones, buscando que nuestros productos sean competitivos para que ingresen divisas y poder eliminar el cepo cambiario.
- Tendrán que explicarnos si los subsidios seguirán aumentando, especialmente los de energía, gas y transporte que actualmente benefician mayormente a los habitantes de la CABA y Buenos Aires.
- Que pasará si aumenta la recaudación por encima del 15,6% estimada en el presupuesto. Como la inflación será mayor a ese porcentaje, seguramente se recaudará mucho más. Nos preguntamos si para gastar ese excedente se le dará participación al Congreso o se hará en forma discrecional como hasta ahora lo vienen haciendo mediante los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).
- Podríamos pensar en una reforma tributaria más progresista, apoyando a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) y que incentive la generación de fuentes de trabajo genuinas que tanta falta nos hace.
- Que nos expliquen porqué aún sigue en vigencia la ley de Emergencia Económica dictada en plena crisis del 2001, cuando nuestros gobernantes hablan de una década ganada. Quizás con mayoría de la oposición en el Congreso se derogue esta norma.
- Cuáles serán las estrategias para que los inversores recuperen la confianza y decidan invertir en nuestro país, teniendo en cuenta los pobres resultados de la ley de blanqueo de capitales y las pocas inversiones realizadas (por ejemplo en YPF, especialmente en Vaca Muerta, analizando las ventajas otorgadas y comprometidas para explotarlo).
- Con tantas obras de infraestructura anunciadas, porqué no se logró reactivar el ferrocarril Belgrano Cargas para disminuir los fletes entre los centros de consumo y el puerto. Eso permitiría mejorar nuestros precios, para que sean competitivos. Además se podrá lograr que aumenten los ingresos medios de nuestros productores y empleados.
- Me gustaría saber con cifras creíbles si en estos últimos años mejoraron algunos índices como el de la pobreza, de trabajo formal, o conocer que cantidad de viviendas se realizaron para disminuir el déficit habitacional. También si aumentó o disminuyó la cantidad de familias que se instalaron en barrios de emergencia. Mortalidad infantil, desnutrición y cuantos otros, son temas más que sensibles. Necesitamos que nuestros funcionarios apliquen políticas en el largo plazo y asuman el compromiso ante la sociedad.
Devaluar o no devaluar...
Entre los economistas existen diversas opiniones cuando analizan si es conveniente devaluar o no nuestra moneda. Las razones y necesidades son muchas:
1) para que nuestros productos sean competitivos;
2) resguardar las reservas del BCRA;
3) evitar que aumente la tasa de interés; y
4) como una forma de presionar para que no exista un mercado informal de cambios.
Se analiza un escenario con tres posibles variables después de octubre:
a) Una devaluación significativa;
b) División del mercado cambiario en dos tipos de cambio, y
c) Continuar con el esquema actual.
En un devaluación significativa se buscaría unificar el dólar oficial con el blue, se eliminaría el cepo cambiario y el 20% del dólar turista. Esto tendría que acompañar una política antiinflacionaria con metas monetarias y fiscales (no emisión y no gastos), para que las devaluación sea solo por una vez y no repetir lo que vivimos. Sería una forma de recuperar reservas en el mediano plazo y la tasa de interés estaría levemente más alta que la inflación y si no hay inflación tendería a bajar.
Si se habilita que existan dos tipos de cambio -uno para exportar e importar y otro para turismo y para los que quieran comprar billetes-, se blanquearía el dólar blue y se terminaría el cepo, se podría bajar la caída de reservas en el corto plazo y la tasa de interés tendería a bajar.
Si sigue todo igual como hasta ahora, con pequeñas devaluaciones que acompañen a la inflación, sin eliminar el cepo, con el dólar oficial y el blue con políticas similares a las actuales, con controles de precios, utilizando las reservas para regular el valor del dólar y pagar deuda e importaciones, se continuará financiando gastos con emisión monetaria, generando inflación y las tasas de interés seguirán aumentando.
Sabemos que estos temas que los analistas hoy discuten, deben ser analizados y resolverse. Son decisiones por cierto nada fáciles de ejecutar, porque producirían un costo político y social importante. La pregunta es: ¿será este Gobierno el que lo haga? ¿o el que viene?