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La venganza fue terrible. Holanda humilló al último campeón del Mundo, España, con el que perdió la final de Sudáfrica 2010.
Fue 5 a 1. Una paliza y una clase magistral de fútbol. La furia arrancó imponiéndose a través del gol de Xabi Alonso, de penal. A partir de ese momento España se adueñó de las acciones comenzó a jugar más en campo rival y a mover la pelota al ritmo del toque. Pero sobre el final salió a la luz la ingenuidad defensiva de la furia, que fue capitalizada por los holandeses y que los llevó a la victoria. Daley Blind lanzó un pe-lotazo cruzado al área y, ante la pasividad de los defensores, apareció Van Persie, definiendo de
palomita y por arriba del arquero para marcar el empate con un golazo.
En el complemento, una jugada parecida desembocó en el segundo tanto de Holanda. Un pelotazo
encontró a Robben en la puerta del área, enganchó ante la marca de Piqué y definió de zurda. Tres
minutos más tarde, una mala salida de Casillas, desconcertado por la derrota, encontró a De Vrij solo
en el segundo palo, puso la cabeza y anotó el tercero.
Luego llegó otro grave error del arquero, que quiso salir jugando, Van Persie le trabó la pelota, se la
llevó y definió con el arco a su disposición. Y más tarde, una joya de Robben que, después de una corrida espectacular, con sendos enganches, dejó al arquero español dos veces en el piso, que quedó
humillado e impotente, y definió de zurda para decorar un 5 a 1 que ya los pone como candidatos.