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Hubo tanta expectativa por el inicio del Mundial de Fútbol en Brasil que tal vez por eso la corta ceremonia de apertura dejó tanto gusto a poco. Pareció una recepción más bien chica para un país de 200 millones de habitantes que, a su vez, es la séptima economía del planeta, miembro de los países emergentes nucleados en los BRICS y, por sobre todas las cosas, de una tradición futbolera tan grande y arraigada como la de Argentina. Además, la fiesta -que seguramente mucho le costó al país- fue empañada por las protestas en distintas ciudades brasileñas.
La apertura del campeonato mundial del deporte más popular tuvo color, pero le faltó sabor, brillo, emoción. Para peor, la canción elegida para identificar a este mes de competencias no logró “pegar” como sí lo hicieron en ediciones anteriores, por ejemplo, el famoso el “Waka-waka” que cantó la colombiana Shakira en el Mundial de Sudáfrica 2010, o la canción “Un Estate Italiano” del Mundial de Italia 1990.
Un hecho lamentable, ya que muchos somos los aficionados a este deporte y también a ver este tipo de espectáculos y los esperamos cada cuatro años.
José Ramos
Ciudad