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30 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Tilcara aún espera al campeón del 86

Viernes, 20 de junio de 2014 01:24
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Un 30 de junio de 1986, un tal Diego Armando Maradona levantaba en el mítico estadio Azteca de México aquella preciosura dorada que tanto deseamos y que nunca más los argentinos pudimos tocar. Hoy, 28 años después, sedientos de gloria y deseosos de revivir aquella felicidad genuina y federal, abandonamos la lógica y nos arrastramos a esas creencias que nos permitan volver a desentrañar ese hito inolvidable, con la esperanza de volver a alcanzarlo. Y regresamos a Tilcara: ese pequeño poblado del norte, tan argentino como el Obelisco o la bandera, pero para algunos tan olvidado y enajenado, en especial para los que nos ofrendaron el último grito sagrado. 

Transcurría enero de 1986 y la Selección Argentina, que meses después ganaría el Mundial, eligió la localidad jujeña para realizar la pretemporada de aclimatación a la altura (Tilcara se halla a la misma altitud sobre el nivel de mar que el DF mexicano). Todos los campeones, excepto Maradona y Nery Pumpido, llegaron a Tilcara en el año de la Copa para comenzar a gestar el sueño. Y fue allí donde el DT Carlos Bilardo y algunos de sus jugadores se enteraron del carácter milagroso de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, la patrona del pueblo. Sara Vera, único testigo viviente de la promesa de aquel plantel a la Virgen en el 86, jura haber escuchado de boca del entonces DT la siguiente frase: “Si salimos campeones, volveremos y llegaremos al altar de rodillas”. Meses después, Argentina ganaba el Mundial y los campeones nunca volvieron. Vera y los lugareños atribuyen a aquella promesa incumplida los 24 años de fracasos. Y aseguran que Argentina no volverá a alzar la Copa hasta que sus protagonistas vuelvan a agradecer. 

Las voces de los protagonistas

La historia que envuelve a Tilcara y a los campeones de 1986 no hubiese sido posible sin dos actores fundamentales, lugareños que hoy deambulan anónimamente por las calles del pueblo, pero que son una parte viviente del mito: Isidoro Martínez y su esposa Sara Vera. El primero, ni más ni menos, fue el responsable de que la Selección aterrice en Tilcara. Y su mujer fue quien le hizo saber al plantel la existencia de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, además de ser testigo de la promesa del Narigón y sus jugadores. 

En la pasividad del invierno tilcareño, don Martínez le relató a El Tribuno la casualidad que derivó en la llegada de los campeones del mundo a Tilcara: “En 1971 conocí a Carlos Pachamé -ayudante de campo de Bilardo en el Mundial- en Buenos Aires. Yo era hincha de Boca, lo fui a ver a una práctica y terminamos compartiendo una pizza. Años después me enteré que la Selección estaba buscando un lugar con altura en Jujuy para entrenar y vino el mismo Pachamé. Yo lo fui a buscar, le recordé nuestro encuentro de años atrás y le ofrecí la cancha del club Pueblo Nuevo, del que yo era presidente. Días después llegó Bilardo para ver la cancha y le encantó. Así comenzó todo. Para nosotros, si bien era un sueño verlos entrenar y compartir 21 días con ellos, fue algo normal. No nos imaginábamos que después serían campeones y se convertirían en leyenda”, contó con emoción. 

Vera: “Lo de Bilardo fue un desprecio”

El pedido unánime del pueblo tilcareño parece una utopía: que todos los campeones del 86 que estuvieron en Tilcara, más Bilardo, vuelvan a cumplir la promesa. Sara Vera contó su verdad. “Yo trabajaba en el Hotel de Turismo y me tocó alojar al plantel. Les hablé sobre los milagros que hizo la Virgen de Copacabana y fue idea de ellos hacer la promesa. Yo lo escuché de boca de Bilardo, pese a que él en una entrevista dijo no recordar haber estado aquí. Para nosotros eso fue un desprecio”.

 

 

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