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La Feria La Salada es un complejo ferial, ubicado en el partido de Lomas de Zamora, en Buenos Aires. Funciona como megacentro comercial que moviliza millones de pesos en la compra-venta de productos apócrifos importados y otros elaborados en talleres artesanales.
Delegaciones y delegaciones de cuentapropistas del interior del país viajan a Buenos a surtirse en La Salda, cuyos locales fueron acusados varias veces de evasión y contrabando.
Este emprendimiento que tiene trascendencia internacional comenzó hace 23 años y, desde entonces creció para convertirse en el modelo ferial a lo largo del país.
En el último análisis de mercado de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), presidida por Osvaldo Cornide, se relevó el fenómeno de la extensión de La Salada en 406 ciudades con 539 ferias.
El muestreo registró numerosos vendedores ilegales que, aproximadamente, en 119 localidades funcionan con formatos comerciales tipo “Saladitas” y tienen una caterva de 56.785 vendedores ilegales.
La CAME salió a cuestionar el formato de la venta ilegal basada en la competencia desleal por personas que no tributan y evaden normas mínimas de seguridad ambiental, laboral y edilicias.
El movimiento de los ilegales ya no pasa desapercibido para el comercio establecido. Los no registrados contabilizan por mes un flujo de capital que llega fácilmente a los 2.200 millones, según la CAME.
Con ocasión del Mundial
El vendedor ambulante que más invadió las ciudades en mayo y junio fue el que comercializó productos vinculados a la Selección Argentina de Fútbol, en perjuicio de los comercios de esos rubros que no pudieron aprovechar la fecha como esperaban.
Entre las características del relevamiento de la CAME, se destacan otras modalidades de venta ilegal como los “timbreros”, el que va casa por casa tocando timbre o vende a través de las redes sociales como Facebook. A la entidad empresaria le “preocupa” el “incremento de la violencia dado que en diferentes ciudades, los manteros han respondido con golpes, amenazas y acuartelamientos entre bandas para enfrentar a piedrazos a policías e inspectores”.
Fruto de depresión económica
La menor actividad económica, el menor poder adquisitivo de la población y el Mundial de Fútbol dispararon la venta ilegal en todo el país, evaluó la Confederación.
El relevamiento semestral de la CAME fue efectuado entre el 1§ y el 26 de junio pasado, en 406 ciudades de las 24 jurisdicciones, para monitorear la evolución de la venta ilegal, tanto de vendedores fijos en la vía pública como en aquellos predios que, siguiendo el modelo “La Salada”, continúan instalándose por doquier y compitiendo deslealmente con el comercio minorista.
Los comerciantes han criticado la falta de control fiscal y laboral de estas ferias. Pero desde el punto de vista antropológico y sociológico hay investigadores que analizan su impacto positivo en el orden cultural.
Mariana Busso, doctora en ciencias sociales de la UBA, cree que “Las ferias son un espacio de intercambios, pero no solo de mercancías, sino también de costumbres, donde se superponen sus características de institución social, forma económica y entidad cultural”. Busso reconoce que “los trabajadores feriantes” producen consecuencias sociales y políticas lo que significa que pueden entrar a perder consenso y estar en contradicción -por épocas de depresión económica- con las leyes que controlan y regulan sus funcionamiento. Aún no perdieron consenso social, la gente sigue llenando las ferias por razones de bolsillo.