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El peso del dinero

Domingo, 26 de abril de 2015 00:30
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Las rotativas de la eximprenta Ciccone (¿le suena ese nombre?) están a full. Ahora estatizada, funciona como plataforma fundamental de la Casa de la Moneda; allí se imprimen todos los billetes (y otras menudencias como bingos, loterías, etc.) que "consumimos" todos los argentinos. Se podría decir que nuestro dinero es de origen espurio. En la propia Casa de la Moneda se les da el toque final de estamparle numeración y serie.
Mientras Ud. ha leído estos primeros párrafos (digamos unos cinco segundos), la calcográfica (que funciona las 24 horas) habrá emitido unos 90 billetes de cien pesos, a razón de 18 billetes por segundo.
¿Quién no recuerda a los dos pícaros traviesos de Elaskar y Fariña, relatando como pesaban los dólares o los euros para sus operaciones de "wash & wear". En esos días los medios se ocuparon de controvertir lo afirmado por ellos que, según sus cálculos, un millón de dólares pesaba 1,1 kilogramos. En verdad, yo abrí el colchón y los pesé, y un millón de dólares (100 fajos de 100 billetes de US$ 100) pesa exactamente 10 kilos.
Por su parte, un millón de euros en billetes de 500 euros (20 fajos de 100 billetes) pesa 2,2 kilos. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo estuvieron de acuerdo con mis cálculos. Pero a nadie se le ocurrió pensar cuánto pesa un millón de dólares o euros en nuestra moneda nacional. A mí sí, y el cálculo es muy sencillo, multiplicamos por diez (un valor promedio de estas monedas, entre el "blue" y el oficial) y tendremos para cien kilos de moneda, usando billetes de cien pesos, doscientos kilos de peso; cuatrocientos kilos usando billetes de 50 y cinco mil kilos usando billetes de dos.
Quizá, imperceptiblemente, nos vamos acercando a la Alemania de la década de 1923, cuando debía usarse una carretilla con billetes para comprar un kilo de papas.
Según contaba mi abuelo, pagó 14.000 marcos por un sándwich de jamón, y al día siguiente el mismo sándwich, en el mismo negocio, le costó 40.000 marcos (que eran 6.000 dólares al cambio de la posguerra). Es conocido que en esa época los billetes comenzaron a ser usados para empapelar paredes.
Sin irnos tan lejos en el tiempo, tenemos el ejemplo de uno de nuestros "aliados estratégicos" en África: Zimbawe. (sabía Ud. que gastamos fortunas en mantener una embajada en uno de los países con peor IDH, Indice de Desarrollo Humano, del mundo).
En febrero de 2009 se revaluó la moneda a razón de 1 billón de dólares por 1 nuevo dólar, es decir 1.000.000.000.000. Hoy ya, prácticamente, suprimieron la moneda nacional y aceptan la circulación de ocho divisas diferentes.
¿Qué hacemos con los billetes?
Una primera opción es la alemana y empapelar paredes. Pero ¿es aplicable a la Argentina? Veamos: si queremos recubrir la pared de forma tradicional, el costo del papel de empapelar es de alrededor de 300 pesos por metro cuadrado.
Pero hacerlo con billetes de $2 es más económico. Un billete común argentino mide 155 x 65 milímetros, es decir, 10.075 milímetros cuadrados. Para llenar un metro cuadrado con billetes necesitamos casi 100 (99,25 para ser precisos). Si usamos el papel moneda de menor valor, es decir el de dos pesos, el costo de cubrir esa superficie es inferior a 200 pesos.
¿Y con las monedas? Según el Banco Central, la moneda dorada de 25 centavos pesa 5,4 gramos, con 92/100 de cobre y 8/100 de aluminio. Con la tonelada de cobre a USD 7.240 y la de aluminio a USD 2.000, el contenido metálico de la moneda dorada de aluminio vale 3,68 centavos de dólar. En pesos al tipo de cambio de mercado, son 36,8 centavos de peso.
Es decir, no solo al BCRA le cuesta más hacerla que lo que puede comprarse con ella (al costo en metales hay que añadirle el costo de acuñación) sino que el mero valor metálico de esa moneda supera al valor legal. Si se compra, con un Roca o un Evita, 400 monedas doradas de 25 centavos, pondrá $100 y se llevará una cantidad de metal que vale 154 pesos. ­Negocio redondo! ­y con las de 25 plateadas mucho más! El negocio posta son las de 5c plateadas, que de acuerdo a nuestra cuenta valen en metal 21,4c. Es decir que 100 pesos de monedas de 5 centavos plateadas, valen en metal 428 pesos!
Cuesta pensar que para comprar un caramelo deberíamos oblar cincuenta monedas de un centavo (aunque se dejaron de acuñar, actualmente circulan unas 406,3 millones de unidades). Son una de las unidades que menos valen en el mundo al traducir su precio en dólares.
Lo cierto es que nuestro billete de más alta denominación no alcanza siquiera el valor de 10 dólares. Y esto es un sinsentido mayúsculo porque hace impráctica la utilización de los pesos. Basta con ver que en la mayoría de los países del mundo el poder adquisitivo de su billete de mayor denominación ronda los 70 dólares. ¿Qué implicancias negativas tiene esto? La cantidad de billetes que se tiene que tener encima para las transacciones más mundanas, aumenta.
Aumentan las colas en los cajeros para hacer depósitos y para hacer extracciones. Aumentan los costos de distribución logística del dinero. Aumentan los riesgos de robos, ya que se deben transportar grandes cantidades.
­Qué lejos han quedado en el recuerdo el monedero, la alcancía, la libreta de la Caja de Ahorros! El capricho en mantener el relato de una inflación inexistente nos está costando demasiado caro a los argentinos.
El pueblo clama: que se impriman billetes de mayor denominación, aunque sea con la imagen de D''Elia, Hebe de Bonafini; hasta las de Máximo y Florencia.
Es cierto, como recuerda constantemente nuestra Presidenta (que parece añorar al año 2003) que en ese año el país estaba al borde del abismo; hoy, no se puede discutir que, gracias a este Gobierno, hemos dado un paso adelante.
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