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Techo, junto a unos 300 jóvenes voluntarios de Salta y Tucumán, está construyendo viviendas de emergencia para siete familias en barrio Floresta y diez en Juan Manuel de Rosas. Este trabajo les permite vivir lo que las familias pasan día a día.
La experiencia empezó el viernes a la noche cuando, organizados en grupos, se instalaron en las escuelas cercanas a la zona de construcción. Allí desayunaron y durmieron. A las 8 arrancaron los trabajos. La meta de ayer fue plantar los quince pilotes, sobre los que se apoyará la casa, y dejar el piso listo.
Hoy levantarán las paredes y harán el techo de las casillas de 18 metros cuadrados.
Las familias beneficiarias no se quedan mirando. Ellos ayudan en todo lo que pueden. Antes de que lleguen los voluntarios se encargaron de limpiar sus terrenos y nivelarlos. También cocinan y comparten el almuerzo con los miembros de Techo y les ceban mates. "Traté de darles lo poco o mucho que tengo para agradecerles", contó Lidia López Vega, beneficiaria de Juan Manuel de Rosas.
Esta es la quinta vez que la organización realiza intervenciones en Floresta y Juan Manuel de Rosas. La primera oportunidad fue en 2013. La selección de los beneficiarios no es por sorteo, explicaron lo voluntarios. Se priorizan las necesidades de las familias. El enfoque de Techo no es que las familias se queden con las casillas de madera, sino que éste sea el principio de cambio y mejora.
Floresta nació como barrio en 1963 y allí viven unas 2.500 familias. Uno de los principales problemas es que se sigue extendiendo hacia las laderas del cerro. Los vecinos deben esperar al camión cisterna, que pasa una vez a la semana, para tener agua y el servicio de luz es irregular. Además, no tienen cloacas ni recolección de residuos.