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Testigos de ello fueron los choferes de La Veloz del Norte, empresa que desde los años 40 cubre el servicio de Salta a Tucumán. En muchas oportunidades El Tribuno se hizo eco de estos encuentros ocurridos en la ruta a Tucumán, especialmente en el tramo Salta-
Torzalito o el cruce de Gemes.
En sus relatos, los choferes solían contar que era muy frecuente que en el camino se les cruzaran, especialmente al anochecer, "tigres" y pumas (yaguaretés y león americano). También contaban que después de las lluvias de verano solían observar lampalaguas cruzando el camino.
También la crónica periodística registras varios choques de vehículos con estos animales, especialmente con las corzuelas que de noche se paralizan al ser encandiladas.
Pero el caso más conocido fue el de dos jóvenes que estudiaban Derecho en Tucumán. Ocurrió en julio de 1971, cuando de noche se dirigían a Salta a bordo de un Citro‰n 2CV, techo de lona. Al dúo se les ocurrió acortar camino por la vieja ruta que une Cabeza del Buey con Salta por La Troja. El camino, igual que ahora, era de tierra, solitario, estrecho y transitado esporádicamente por los camiones leñeros. De improviso -contaron a El Tribuno al día siguiente- luego de una curva muy cerrada, se les plantó un puma en medio del camino.
El animal se quedó quieto, quizá encandilado por las luces del Citro‰n, lo que hizo que los aterrorizados jóvenes frenaran el automóvil para evitar el encontronazo.
Quedaron por unos segundo con el puma pegado al capó del coche. El animal, sin moverse, olfateó el auto un momento, luego dio media vuelta, levantó su cola y largó un recio rociado que empapó toda la parte delantera del vehículo. Luego, con paso lento, se perdió en el monte, sin siquiera mirar para atrás.
Al día siguiente, Pablo y Luis se presentaron en nuestro matutino y mostraron el rocío del puma de La Troja.