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20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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¿Qué es esto, una audiencia o una cacharpaya? | Relatos de Salta

Sabado, 25 de julio de 2015 00:00
Archivo de El Tribuno.
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El 30 de julio de 1965 se llevó a cabo en los Tribunales de Salta una audiencia en el Juzgado en lo Civil y Comercial, a cargo del doctor Ernesto Zamán. Por cierto, no fue una audiencia más, pues se trataba del juicio que por rendición de cuentas le habían iniciado a SADAIC los herederos de don Artidorio Cresceri. Alegaban que don Artidorio era el autor de la zamba "La López Pereyra".
En Salta las alternativas de esta audiencia despertaron gran interés, ya que de alguna manera lo que estaba en juego era nada menos que la autoría de "La López Pereyra", pieza musical que con el tiempo había llegado a ser considerada el himno folclórico de Salta.
Como se recordará, la aludida zamba había sido registrada como "recopilación" por el santiagueño Andrés Chazarreta (1876-1960). Y a su muerte sus herederos se beneficiaron con el cobro de los derechos de autor que les liquidaba SADAIC.
Como dijimos, la histórica audiencia se realizó el 30 de julio por la mañana en el despacho del juez Zamán, y en el transcurso de la misma declararon los poetas y escritores Manuel J. Castilla y César Perdiguero, quienes años antes habían protagonizado una resonante polémica cuando negaron que don Andrés Chazarreta fuera el autor de "La López Pereyra" y atribuyeron la autoría, papeles en mano, a don Artidorio Cresceri.
También declararon otros testigos, entre ellos una señora a quien Cresceri le había obsequiado y dedicado un ejemplar de su zamba.
El abogado de los Cresceri fue también un poeta, el doctor Holver Martínez Borelli.
Y, obvio, la participación en el caso de tres vates al hilo, Castilla, Perdiguero y Martínez Borelli, terminó dándole a la audiencia una inusitada resonancia pública.
Tanto fue así que, en medio de la reunión, un conocido abogado del foro se puso a bailar al escuchar en la sala los sones de la polémica zamba.
La audiencia

Eran las 10 y media de la mañana cuando en el primer piso del edificio de avenida Belgrano y Sarmiento comenzaron a escucharse los sones de la zamba en cuestión.
La música era propalada por un tocadisco instalado ex profeso en el despacho del juez Zamán, sitio por donde iban a desfilar los testigos convocados a declarar en el juicio caratulado: "Artidorio Cresceri, su sucesión vs. Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música - Rendición de cuentas".
Cuando el tocadisco comenzó a propalar la zamba, varios de los presentes se entusiasmaron hasta el alma. Fue el caso del doctor Carlos Frías, quien, mientras esperaba la llegada del juez, peló su pañuelo y comenzó a ensayar, con el entusiasmo propio de allí, algunos pasos de baile.
En eso estaba cuando de improviso ingresó a la sala el juez que, sorprendido por lo que veía y escuchaba, a voz de cuello preguntó: "¿Qué es esto, una audiencia o una cacharpaya?".
Recuperado el orden, entre los trámites a seguir, los testigos debían decir ante Su Señoría, luego de escuchadas las grabaciones de las versiones suscriptas por Cresceri y Chazarreta, si eran idénticas o no, pues ambas tenían la misma música e idéntica línea melódica. Y así fue que de acuerdo al orden de citación, declararon el doctor Víctor Outes, la señora María Rosa Domenichelli, Manuel J. Castilla y César Perdiguero.
A la audiencia concurrió una gran cantidad de público y lo curioso fue que muchas personas se dieron cita solo con el ánimo de aportar nuevos datos y documentos que avalaban la paternidad de la zamba "López Pereyra" a don Artidorio Cresceri.
Así, por ejemplo, un grupo de jóvenes aportó la fotografía de una comida servida en un hotel de Salta en homenaje al doctor López Pereyra. Entre los que lo rodeaban estaban Cresceri, el doctor Outes y Julio Davids. Otro valioso aporte fueron los manuscritos arrimados por el joven Héctor Aldana. Se trataban del "Bailecito de Bolivia", y la zamba "La López Pereyra", ambas de don Artidorio. Al pie de ambos documentos había una dedicatoria: "A la Srta. Lydia Aldana, Jujuy, septiembre 22 de 1920".
Finalmente, momentos antes de que comenzara la audiencia, el joven Oscar Bustamante se acercó al doctor Martínez Borelli y le dijo: "Mi padre fue quien le puso letra a la música de don Artidorio". Sin saber, Bustamante sumaba una nueva versión a la aún no establecida autoría de la letra de la zamba, atribuida alternativamente al periodista Arturo Gambilini, al cantor Juan Francia y al mismo Cresceri.

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Dr Holver Martínez Borelli.

Los cuatro calificados testigos del juicio por la "López Pereyra"
El primer testigo que declaró fue el doctor Víctor Outes (78). Contó que fue reemplazante del juez López Pereyra en el Juzgado de Instrucción, cuando se fue a Formosa. Dijo haber sido designado en la Gobernación de Joaquín Castellanos. Luego precisó dónde había escuchado por primera vez a Cresceri interpretar la zamba en cuestión. "Todo esto fue mucho antes de que pasara por Salta Andrés Chazarreta", dijo
Luego fue el turno de doña María Rosa Domenichelli. Aportó como prueba un manuscrito de "La López Pereyra", dedicado por Cresceri. "Ocurrió -dijo- cuando fue a casa a probar el piano que compramos. Recuerdo clarito que me la escribió sobre el mismo piano". Cuando el juez preguntó si alguna vez había escuchado al músico interpretar la zamba, dijo: "Claro que sí. La interpretó en mi piano, con muchos adornos y floreos. La tocó con toda el alma", concluyó.
Finalmente declararon Manuel J. Castilla y César Perdiguero. Entonces se volvió a escuchar la zamba en el edificio. Luego, ambos vates coincidieron en señalar que sabían que en Salta se solía escuchar la "chilena" antes que Chazarreta visitara esta provincia en 1920.
Cuando finalmente concluyó el trámite, Manuel J. Castilla dijo: "Es hermoso que se oiga esta zamba aquí, que antes fue Asistencia Pública...".
Si bien esta audiencia fue la que más eco tuvo, hubo otras hasta que, finalmente, en 1978 a los Cresceri se les reconoció el 50% de los derechos de autor de la zamba. Curiosamente, ese mismo año fallecía en Bélgica Holver Martínez Borelli, primer abogado de la sucesión de don Artidorio Cresceri.

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