Paulo Enrique Burlando, cobró gran notoriedad cuando en abril del 2013, cuando
El Tribuno dio a conocer su peculiar historia. Paulo hacia 20 años que vivía en su camión de mediano porte, estacionado a la vera de la ruta nacional Nº 34, a la altura del Bº Cooperativa en la ciudad de
General Güemes. La coincidencia de su apellido con el del mediático abogado Fernando Burlando, hacía pensar en una relación de parentesco, algo que después se supo no era tal.
Paulo falleció el 27 de diciembre en el hospital Joaquín Castellanos, luego de una operación de hernia que se complicó por su avanzada diabetes. Sus últimos años de vida fueron miserables, a pesar de contar con una jubilación, se lo veía buscando comida de las bolsas de residuos, con total falta de higiene. "Alguien me cobra la jubilación y se lleva la plata", balbuceaba cuando se le preguntaba por su abandono personal. Es que él contaba con una tutora o tutor para el cobro, pero al parecer mes a mes era víctima de una estafa.
Su mente lo fue alejando de la realidad, tal vez para protegerlo del tipo de vida que estaba llevando, costaba mantener un diálogo y la comunicación con sus "vecinos" se hizo casi nula. "En octubre se cayó del camión y se fracturo la cadera, fue al hospital y no regresó, sabemos que allí lo operaron de una hernia que lo tenía a mal traer, pero todo se complicó por su diabetes" , comentaron quienes fueron sus vecinos en todos estos años.
Los motivos de su llegada y anclaje en la ciudad de General Güemes siempre fue un misterio, Paulo solo decía que su camión se averió y allí se quedó, solía repetir: "Ya lo voy a reparar y volver a Mendoza", pero año a año, el tiempo acercaba más y más esa idea hacia lo imposible. En los primeros años, pudo repararlo y trabajó realizando fletes, es así como logró la jubilación por medio de trámites que realizó una familia para la cual trabajó un tiempo. Pero, su hasta entonces único compañero dijo basta, y quedó estacionado cerca de la Ruta 34 frente a calle Palermo al lado de un pequeño brote de Mora, que fue creciendo hasta convertirse en un árbol para brindarle su sombra.
En abril del 2013 Paulo ya llevaba 20 años lejos de su familia y de Mendoza ,su provincia natal, gracias a la nota publicada por El Tribuno pudo mantener un contacto con familiares suyos, pero todo intento de su sobrino Claudio (Paulo no tenía hijos) por convencerlo de que regrese a casa, fue inútil. "La gente me quiere, me trata bien, tengo todo lo que necesito, me sentiría mal si me vienen a buscar. No sabía que había pasado tanto tiempo sin verlos, creo que voy a regresar cuando arregle mi camión", respondió a los requerimientos de su sobrino.
Una posible hipótesis
Entre lo que decía y ocultaba y después modificaba sobre su negativa a regresar con su familia en Mendoza, donde era propietario de al menos dos viviendas, se pudo armar una hipótesis porqué un tema era recurrente, un amigo que se escapó y un accidente. Es muy posible que Paulo haya sido protagonista de un accidente en el cual alguien haya perdido la vida, la culpa sobre ese posible accidente lo obligó a mantenerse oculto, quizás con el temor a que lo estén buscando. Sea cual fuere la razón, Paulo y su camión formaron parte por más de 20 años de la vida de esta ciudad y ahora son parte de su historia.