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Acompañada por su hija adolescente debió hacer lo que le sugirieron: regresar a su casa, en la zona oeste de la ciudad, y recostarse.
En la oportunidad le explicaron que "el laboratorio no funciona, salvo para casos muy urgentes".
Pero ese no es el único caso relevado, ya que otra joven, Jacqueline Vargas, está desde el sábado anterior en el pasillo acompañando a su padre, René Vargas, de 65 años de edad, quien permanece en una suerte de internación sobre una camilla y en un pasillo. La mujer relató: "El sábado de la semana anterior fuimos al corso con mi papá, pero al volver comenzó a sentirse mal. Como es diabético me preocupé de inmediato y lo traje al hospital, ya que presentó mucho vómito".
Ella y su padre residen en el barrio 9 de Julio y recordó que, pese a la evidencia del mal estado en que se encontraba su padre, le negaron la internación. "Me fui a la clínica a ver al doctor Jorge Tapia y le expliqué que lo que nos pasó, pero él me dijo que sí o sí tenían que atenderlo. Regresamos, pero no hubo forma que le den una cama, por eso desde el sábado 16 está acá en el pasillo con suero, en una camilla. Mi papá está deshidratado, se siente muy incómodo y todavía no puede ingerir ningún alimento porque sigue con vómitos. Yo lo veo en muy mal estado y lo único que me dijeron los médicos fue que "lo vamos a acomodar en un lugarcito'', pero ya se cumplió una semana y sigue en esas condiciones", expresó visiblemente preocupada y cansada de pedir una atención digna.