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Acostumbrado a un trato benevolente que los medios nacionales solo brindan en circunstancias excepcionales a personas a las que deparan consideraciones especiales, trastabilló ante una pregunta profesional, es decir, provista de información previa en el programa Intratables, del martes.
La periodista Mariel Fitz Patrick interrumpió la retórica "antipersonalista" del gobernador salteño recordándole la sombría anécdota de los manuales de cuarto grado cuyas tapas, inicialmente, se imprimieron con su imagen. Urtubey negó que ese episodio haya sucedido, pero otro periodista, Johnatan Viale, mostró en pantalla la reproducción de la famosa tapa. Con la mirada lívida, el gobernador siguió negando lo evidente sin dar una explicación sobre el origen de ese facsímil, mientras el kirchnerista Diego Brancatelli aprovechaba para burlarse de él.
Un blooper
El gobernador Urtubey no hubiera podido explicar lo que realmente sucedió.
El domingo 27 de febrero de 2011, El Tribuno informó que la tapa de los manuales de cuarto grado Salta Aprende, que el Gobierno provincial distribuiría entre los escolares, llevarían la imagen del mandatario, en lo que se percibía una inocultable intención de practicar el "culto a la personalidad".
El martes 1 de marzo, la entonces ministra de Educación Adriana López Figueroa ratificó, durante la apertura del ciclo lectivo, que Urtubey estaría en la tapa porque "muestra la entrega de un reconocimiento de manos del gobernador Urtubey a un niño, en el acto donde jura la lealtad a la Bandera".
Ese día, Urtubey respondió a la misma pregunta. "No tengo la menor idea, leí eso en El Tribuno. La verdad es que yo no me ocupo de eso. Ya voy a averiguar". El jueves 3 de marzo, la ministra López Figueroa anunció el cambio de cubiertas y dijo que "los kits escolares no saldrán con la fotografía del gobernador".
Para entonces, el escándalo era nacional y tanto Urtubey como la ministra aseguraron que se trataba de pruebas de galera que el gobernador había desechado. No fue así.
El diseño de las tapas se había hecho en diciembre y la idea de poner la imagen de Urtubey habría nacido de la misma ministra y cuestionada por el Consejo Asesor. El Tribuno publicó el facsímil una vez que las tapas estaban impresas. Recién entonces fueron desechadas y eliminadas.
El culto a la personalidad
En 2011, cuando Urtubey aparecía en Buenos Aires como un gobernador tan joven como pintoresco, pero insignificante, la egolatría de la tapa de "Salta aprende" cayó muy mal.
Desde mayo del año pasado, el gobernador salteño se habituó a recorrer amables estudios televisivos mostrándose como un peronista democrático e independiente, con una visión moderna de la política y de la sociedad.
Ningún periodista del jet set le pregunta sobre los indicadores de pobreza, calidad educativa, desnutrición, vivienda, empleo en negro, desempleo, desarrollo productivo o cualquier otro indicador que permita evaluar la gestión provincial.
Al tratarse de un muy prematuro aspirante a la presidencia de la Nación, los medios nacionales no se preguntan si sabe gobernar.
Construcción de ficciones
Si alguien se tomara el trabajo de leer los comunicados de prensa que inundan el espacio digital en Salta descubriría la impronta del gobierno de Juan Manuel Urtubey.
Salta, según esos textos, sería pionera en materia de políticas nutricionales, seguridad, lucha contra el narcotráfico, modernización de la Justicia, inclusión de los pueblos aborígenes, generación de empleo, descentralización en beneficios de los municipios. En cada uno de los aspectos en que se desnudan la impericia y la carencia de proyectos, los partes presentan a la provincia como "un modelo que asombra". Solo lo repiten los medios oficiales.
Frente a hechos de alto impacto, se sobreactúan soluciones inusitadas.
Tras los asesinatos de las jóvenes francesas, Urtubey se apuró a mostrarse ante el país y ante Francia como hombre expeditivo. Luego del escándalo del barrio Lomas de Medeiros, inventaron una revolución habitacional con quince mil viviendas que nadie vio.
El gobernador prometió construir una escuela por mes, pero nadie sabe dónde están; garantizó inversiones extraordinarias en obras hídricas, y la realidad lo desmiente.
Es un modo de presentar lo ficticio como realidad; lo prometido con lo realizado; lo deseado con lo construido. Es, simplemente, lo que muchos llaman "el relato".