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Humberto Colautti es el nieto recuperado número 14. Conoció su identidad en el año 1984 y es uno de los referentes a nivel nacional para hablar de lo que significó la escandalosa aventura de un golpe cívico militar.
Es hijo de Elda María Francisetti, nacida en Colazo y criada en Villa María, en la provincia de Córdoba, y Renato Colautti, de origen italiano. Los dos fueron integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
El martes habló con El Tribuno y compartió sus consideraciones al cumplirse 40 años del golpe de estado.
¿Qué sabés de tu papás? ¿De esos tiempos violentos?
Ya en el año 74 mi papá cae como preso político y para entonces mi mamá estaba embarazada de mí. Yo nací en agosto del 74, por lo que mi papá me conocería luego.
Yo tenía dos años cuando desaparecen a mi madre. Y mi papá se entera estando en la cárcel.
¿Cuántos años estuvo tu papá en prisión?
Todos (se ríe). Él es uno de los que más estuvo en prisión porque entró en el 74 y salió en el 83, es decir, un total de 11 años entre entradas y salidas.
¿Y vos con quién te criaste?
A mí me entregaron a una familia vinculada a la sastrería militar. Me robaron la identidad sin ningún pudor. Yo no sé cómo pueden hacer esas familias para sobrellevar esa mentira. Aún hoy, hay personas que tienen 40 y siguen viviendo en una mentira. No solo le mienten a esos niños sino también ahora a los hijos de esas personas.
Tus papás integraron el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) ¿Cuál fue el "delito" de tu mamá?
Mi mamá venía mucho al norte a trabajar con los cumpas del ingenio Ledesma, con los de Zapla, y por eso es que yo de casualidad nací en Salta. Porque ellos eran de Morón, pero eran referentes en el norte argentino.
Y tu papá sobrevivió, salió de la cárcel y te comenzó a buscar...
Sí. Como él tenía la ciudadanía italiana comenzó a trabajar con el Consulado en la búsqueda y en el 84 me encuentra, también gracias a un trabajo destacable de Abuelas de Plaza de Mayo. Todo se descubre por una denuncia de maltrato de mis apropiadores que hicieron los vecinos. Así llegaron hasta mí.
Toda tu vida cambió.
Imaginate que mi papá tenía encima 11 años de prisión. Era duro como una piedra y yo comenzaba el séptimo grado. Todo era problemático. No tenía documento, por lo que no podía ir a una escuela. Y así fue que el 86 nos vinimos a Salta, justo para el Mundial. En esos tiempos todo era difícil porque no había una estructura armada para los casos como los míos. No existía el banco de datos genéticos y no teníamos asistencia ni nada.
¿Es por eso que los nietos valoran tanto al kirchnerismo?
Sí. Vos fijate que desde Alfonsín a De la Rúa solo hay 30 nietos recuperados. Con los 12 años de kirchnerismo y sus políticas de Memoria, Verdad y Justicia hay más de 100.
¿Vos pensás que Macri seguirá con las mismas políticas?
Yo creo que no hay vuelta atrás. Creo que la sociedad toda ahora nos acompaña en esta lucha y que no se podrá volver a las viejas políticas del olvido. Aún tenemos 300 nietos que debemos recuperar y lo vamos a hacer con más o menos ayuda del Estado.
¿Y en tu presente en Salta?
Hago lo que puedo con El Teatrino, del cual soy dueño, y que siempre fue pensado para darle un nuevo aire a la cultura salteña; aunque las actuales condiciones económicas hayan empeorado.
Y con Estela de Carlotto como incondicional...
Sí, ella es la madrina de El Teatrino y el padrino es Gastón Pauls, que también tiene sus muy interesantes luchas.
En el hoy, ¿por qué están tan dispersos en los mismos reclamos los organismos de DDHH y las organizaciones sociales?
Es que hubo algunos grupos que nos acercamos al Estado para nuestros reclamos. Yo debo decir que el Estado es un pilar fundamental en esta lucha. Entonces hay algunos que nos critican. Y la discusión está entonces en cómo se implementan las políticas; a pesar de que nos unen los mismos reclamos. Ese choque de intereses de grupos minúsculos, porque debemos decir que los grupos en Salta no son numerosos, produce una dispersión de actos, actividades y marchas.
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