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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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No existe voto católico

Viernes, 06 de octubre de 2017 00:00
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Octubre es un mes clave para definir las corrientes políticas que regirán los destinos de la Nación, ya que todos los ciudadanos en edad de votar estamos invitados a la fiesta de la democracia. Estamos llamados a elegir libremente a quienes queremos que sean nuestros representantes. El voto secreto habla de la profundidad de la libertad de conciencia a la hora de votar y se simboliza en el cuarto oscuro, donde nadie te ve. Existe el voto a conciencia, porque la libertad se ejerce desde el santuario mayor de la persona humana, su conciencia, donde se armonizan el corazón y la inteligencia. Y ese ejercicio de la libertad es tan único, que nadie debe pretender imponer un criterio propio, ajeno a la conciencia personal. Es un acto de suprema responsabilidad, de tal modo, que quien pretenda condicionar la libertad de conciencia incurre en un acto de abuso de poder.

Ningún jefe o patrón puede imponer, con amenazas o con promesas de trabajos o ascensos, la elección del los candidatos. Mucho menos, un religioso, sacerdote o pastor debe intentar imponer sus criterios bajo amenaza de pecado, porque estaría realizando un verdadero acto de abuso de conciencia.

Hace unos días apareció una carta de "Sacerdotes por la opción por los pobres" -que no son los sacerdotes villeros que viven con el pueblo- pidiendo a la gente que no vote a los candidatos del actual presidente por oponerse al proyecto de gobierno de la expresidente, en una pretensiosa sugerencia paternalista a un pueblo que considera poco pensante y poco maduro para decidir por sí mismo. Su análisis socio político no es distante de la realidad, y algunos puntos podemos compartir, pero nunca el de inducir el voto a favor o en contra de determinados candidatos. Así sea una carta pro Mauricio Macri, no es justo, no es coherente con el Evangelio ni la doctrina de la Iglesia propuesta en sus documentos últimos. Es usar la autoridad y el prestigio de la institución católica al servicio de sus propias ideas o ideología.

La democracia es una fiesta de la libertad, de toda la ciudadanía. Con el paternalismo -de cualquier confesión-, los religiosos incumplen gravemente su misión al pretender determinar el voto. No existe un voto confesional, de cualquier religión que sea.

Los religiosos pueden dar elementos generales para orientar acerca de valores o principios. El voto no tiene religión, tiene valores, principios y pautas que tienen que ver con la justicia, la paz, la verdad y la libertad. El Compendio de la Doctrina social de la Iglesia señala, en el N§ 424: "El deber de respetar la libertad religiosa impone a la comunidad política que garantice a la Iglesia el necesario espacio de acción. Por su parte, la Iglesia no tiene un campo de competencia específica en lo que se refiere a la estructura de la comunidad política: La Iglesia respeta la legítima autonomía del orden democrático; pero no posee título alguno para expresar preferencias por una u otra solución institucional o constitucional".

No existe, entonces, un "voto católico", al que el creyente deba estar obligado so pena de pecar si no sufraga de ese modo, dirá monseñor Frassia, obispo de Avellaneda , en una seria advertencia al clero para que no se inmiscuya en las cuestiones políticas. Existe el voto en conciencia. Sociológicamente podría haber un voto en el cual muchos católicos se encontrasen más cómodos que en otro. Pero ello no justificaría que se hablase de voto católico, ni obligaría a todos los católicos a votar de esa determinada manera.

Las religiones tienen pautas para formar la conciencia hacia el bien y los valores de convivencia y defensa de la dignidad personal y los valores trascendentes, pero nunca, nunca se debe inducir en aquellos actos que hacen al ejercicio de la propia libertad y la responsabilidad para construir la Patria.

 

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