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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Desafío para la paz

Viernes, 01 de diciembre de 2017 00:00
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El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano y premio Nobel de la Paz de 1989, en una visita a Alemania pronunció un discurso ante 7.000 seguidores en Hamburgo y dijo: "La violencia solo trae violencia", dijo al recordar que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 recomendó a George W. Bush no responder a los ataques.

Hablamos hoy de una espiral de violencia a escala mundial, al punto que el papa Francisco habla de una tercera guerra mundial no convencional, ya presente. Esta guerra tiene muchos rostros y muchas motivaciones, gobiernos de personalidades fuertes e intolerantes que les interesa mantener el poder por el poder mismo, más allá de las necesidades básicas y vitales de sus pueblos, verdaderas tiranías que dañan el necesario equilibrio para la paz regional o mundial. El Comité Apostólico para las Relaciones Religiosas con los Judíos y los representantes de los rabinatos en Roma condenaron los actos de violencia, conflictos, secuestros, ataques terroristas, asesinatos y destrucción llevados a cabo por grupos que actúan "invocando el nombre de la religión o al propio Dios". La comisión bilateral reiteró su repudio a "la instrumentalización de la religión con fines violentos y reafirmó la obligación de preservar la santidad y la dignidad de la vida humana". La religión debe ser parte de la solución y no parte del problema.

La amenaza del terrorismo islámico es una de las más acuciantes de nuestro tiempo, al punto que el gran desafío del siglo XXI será lograr que el Islam encuentre su lugar para integrarse a una sociedad plural y moderna. En nuestra región hemos asistido a un acto de violencia nuevo en el país y para este siglo, violencia contra un templo católico, una protesta violenta en una celebración religiosa en Bariloche. Un grupo de mujeres mapuches, acompañadas de integrantes de las llamadas organizaciones sociales, protagonizó incidentes en la catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapi, de la diócesis de San Carlos de Bariloche. Allí los manifestantes irrumpieron pidiendo justicia durante la misa, y rompieron bancos e imágenes y cuadros del templo.

La Iglesia de Bariloche emitió un comunicado desde el obispado haciendo un llamamiento al diálogo para superar las diferencias que dañan la convivencia armónica de la comunidad. El comunicado episcopal habla de tender puentes de diálogo y se solidariza con la familia del joven fallecido y de los heridos.

Cualquier indicio de violencia nos coloca frente a un escenario altamente preocupante. Entre el año pasado y este año hubo una serie de ataques a templos católicos y evangélicos en el sur de Chile, más de diez templos, destrozos e incendios, no improvisados y siempre en la madrugada, reivindicados por la RAM, Resistencia Ancestral Mapuche. La Iglesia en Chile habló de actos terroristas, la iglesia en Argentina llamó a tender puentes de diálogo. El camino de la violencia no conduce a ningún otro lado más que a la violencia. Estamos frente a un nuevo escenario de movimientos que no reconocen la existencia del Estado y sus leyes, porque su reclamo es considerado ancestral, anterior al nacimiento de las naciones de Chile y Argentina, reclamando la propiedad de toda la región. Actores nuevos y formas nuevas de reclamo. Frente a los variados conflictos religiosos, étnicos, de propiedades de la tierra y los recursos naturales, nuestro país asiste a una incipiente y desafiante mecha de conflictos que pueden encenderse más aún. Aunque se pretenda disfrazarlos de lucha social pueden terminar en una verdadera escalada de violencia.

Diálogo, respeto a la propia nación, sujeción a la ley, pero por sobre todo una mirada humana y humanizante sobre el otro.

 

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