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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El trabajo no es mercancía

Jueves, 07 de diciembre de 2017 00:00
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Cuando se fueron formando los grandes centros urbanos y suburbanos en el mundo moderno y contemporáneo, la vida rural en su condición de precariedad financiera y un continuo crecimiento tecnológico, le dejó paso a la creación de cinturones de pobreza de ciudadanos en busca de trabajo. La necesidad de emplearse en fábricas, en servicios públicos y privados, en el comercio, en el servicio de casas de familia, y en las más variadas tareas y oficios, impulsaron la necesidad de dignificar ese trabajo, y muchas instituciones se pusieron al servicio de esa lucha. El trabajo comenzó a tener deberes y derechos. Y sí, es necesaria y urgente en el país una reforma laboral, pero con sentido humano. No viendo al hombre como una mercancía en el sentido capitalista, donde el hombre mismo se convierte en parte de un engranaje de la producción como objeto. Es importante que cierren los números a la economía global, pero no se puede descuidar al recurso humano, a la persona.

Se requiere un sano equilibrio entre la exigencia laboral, las condiciones de trabajo y el justo salario, con la producción que implique crecimiento en la empresa o en el mismo estado. El hombre y la mujer en el ámbito laboral de cualquier origen no es una mercancía que se usa y se tira. El Estado debe proveer un marco legal seguro para las inversiones, pero debe ser, al mismo tiempo, custodio de los derechos de los trabajadores, conquistados en nuestro país con tanto dolor y sufrimiento.

Traigo a recuerdo una de las veinte verdades enunciadas por el general Perón el 17 de octubre de 1950: "En la nueva Argentina el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume". Un contraste fuerte con algunos populismos que se centraron en el asistencialismo descontrolado en nombre del peronismo.

 

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