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Phelps, el más grande medallista olímpico dejó su huella en Argentina

El ex nadador Michael Phelps visitó por primer a vez nuestro país para entrenar con 40 deportistas amaterus. Es el máximo ganador en la historia del olimpismo con 28 títulos en cuatro ediciones.  
Sabado, 09 de diciembre de 2017 19:51

Hay atletas que marcan un antes y un después en el deporte. Lo hizo Roger Federer en el tenis, también Michael Jordan en el básquet, Tiger Woods en el golf, Usain Bolt en el atletismo y Michael Phelps en la natación. Este último, el Tiburón de Baltimore, es el único en poseer 23 medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce para un total de 28 que lo convierten en el deportista con más preseas conseguidas en la historia de los Juegos Olímpicos. Tanto talento y tantas medallas son una atracción para cuanta firma comercial quiera contar con sus servicios en el mundo entero.
Por una razón comercial (fue convocado por la empresa Under Armour), visitó por primera vez nuestro país el jueves pasado. La leyenda de la natación estuvo en Buenos Aires donde compartió una jornada de entrenamiento, ninguno en pileta, con 40 deportistas amateur en el Rosedal de Palermo. Más de 1.000 aficionados se acercaron para vivir ese encuentro que marcó un hito deportivo para el país. Allí estuvo acompañado por Luciana Aymar, una de las glorias que tiene el deporte argentino y que también marcó una época en el hockey sobre césped mundial. 
Durante la mañana, Phelps fue parte de un encuentro especial con chicos del barrio 31 de la Ciudad de Buenos Aires donde jugaron y se divirtieron juntos. El exnadador resaltó la importancia del deporte para el desarrollo de valores positivos. “Espero que ustedes se animen a soñar lo más alto que puedan porque el cielo es el límite. Yo siempre creí que todo era posible, nunca me rendí y eso me llevó a estar donde estoy hoy”, les aconsejó a los chicos antes de oficiar de arquero, en un desafío de penales.
Lo ganó todo, pero en el camino debió hacer muchos sacrificios para lograrlo. Una de las frase que dejó en su visita lo pinta de pies a cabeza: “Trepar hacia la cumbre de la montaña es mucho más fácil que quedarse arriba”. A pesar de lo muy duro que es convertirse en un estrella olímpica, Phelps confesó que no cambiaría nada de lo que hizo por otra cosa. 
“No cambiaría nada de lo que hice en mi carrera, no hubiera hecho las cosas diferente porque no deseo otras cosas. Esto es lo que quería hacer. Hice un gran sacrificio cuando era muy joven porque quería ser el mejor, pero todavía me veo como un ser humano normal. Trabajé duro, sacrifiqué mucho y los resultados se ven. Todo depende de qué tanto querés algo. Si lo querés mucho, nada se va a meter en tu camino”, expresó el nacido en Baltimore, Estados Unidos, el 30 de junio de 1985.
No todo fue felicidad en la vida de Phelps. Reconoció que no la pasó bien en varios momentos de su carrera pero se recupero, y ese también es un mensaje que quiere transmitir. “Tuve depresión 4 o 5 veces, así que sé lo que es. Me toca en el fondo de mi corazón. Soy afortunado de levantarme todos los días y poder decir ‘amo lo que hago’”, expuso el medallista olímpico, antes de partir a Chile, donde continuó con sus compromisos comerciales y compartiendo un poco de lo que vivió compitiendo en el más alto nivel por más de quince años. 
Para Phelps todo comenzó poniéndose el objetivo de ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. Lo consiguió en Atenas 2004 y después llegaron otras 22 del mismo metal. “Este viaje comenzó con la idea de ganar una medalla olímpica. Miro hacia atrás y estoy contento de cómo salió todo. No cambiaría nada”, expresó el estadounidense. Y si, sus medallas valen mucho, sus sacrificios tienen un doble valor sentimental y contra eso no hay nada en este mundo que puede hacer cambiar al hombre más ganador del planeta. 

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Hay atletas que marcan un antes y un después en el deporte. Lo hizo Roger Federer en el tenis, también Michael Jordan en el básquet, Tiger Woods en el golf, Usain Bolt en el atletismo y Michael Phelps en la natación. Este último, el Tiburón de Baltimore, es el único en poseer 23 medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce para un total de 28 que lo convierten en el deportista con más preseas conseguidas en la historia de los Juegos Olímpicos. Tanto talento y tantas medallas son una atracción para cuanta firma comercial quiera contar con sus servicios en el mundo entero.
Por una razón comercial (fue convocado por la empresa Under Armour), visitó por primera vez nuestro país el jueves pasado. La leyenda de la natación estuvo en Buenos Aires donde compartió una jornada de entrenamiento, ninguno en pileta, con 40 deportistas amateur en el Rosedal de Palermo. Más de 1.000 aficionados se acercaron para vivir ese encuentro que marcó un hito deportivo para el país. Allí estuvo acompañado por Luciana Aymar, una de las glorias que tiene el deporte argentino y que también marcó una época en el hockey sobre césped mundial. 
Durante la mañana, Phelps fue parte de un encuentro especial con chicos del barrio 31 de la Ciudad de Buenos Aires donde jugaron y se divirtieron juntos. El exnadador resaltó la importancia del deporte para el desarrollo de valores positivos. “Espero que ustedes se animen a soñar lo más alto que puedan porque el cielo es el límite. Yo siempre creí que todo era posible, nunca me rendí y eso me llevó a estar donde estoy hoy”, les aconsejó a los chicos antes de oficiar de arquero, en un desafío de penales.
Lo ganó todo, pero en el camino debió hacer muchos sacrificios para lograrlo. Una de las frase que dejó en su visita lo pinta de pies a cabeza: “Trepar hacia la cumbre de la montaña es mucho más fácil que quedarse arriba”. A pesar de lo muy duro que es convertirse en un estrella olímpica, Phelps confesó que no cambiaría nada de lo que hizo por otra cosa. 
“No cambiaría nada de lo que hice en mi carrera, no hubiera hecho las cosas diferente porque no deseo otras cosas. Esto es lo que quería hacer. Hice un gran sacrificio cuando era muy joven porque quería ser el mejor, pero todavía me veo como un ser humano normal. Trabajé duro, sacrifiqué mucho y los resultados se ven. Todo depende de qué tanto querés algo. Si lo querés mucho, nada se va a meter en tu camino”, expresó el nacido en Baltimore, Estados Unidos, el 30 de junio de 1985.
No todo fue felicidad en la vida de Phelps. Reconoció que no la pasó bien en varios momentos de su carrera pero se recupero, y ese también es un mensaje que quiere transmitir. “Tuve depresión 4 o 5 veces, así que sé lo que es. Me toca en el fondo de mi corazón. Soy afortunado de levantarme todos los días y poder decir ‘amo lo que hago’”, expuso el medallista olímpico, antes de partir a Chile, donde continuó con sus compromisos comerciales y compartiendo un poco de lo que vivió compitiendo en el más alto nivel por más de quince años. 
Para Phelps todo comenzó poniéndose el objetivo de ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. Lo consiguió en Atenas 2004 y después llegaron otras 22 del mismo metal. “Este viaje comenzó con la idea de ganar una medalla olímpica. Miro hacia atrás y estoy contento de cómo salió todo. No cambiaría nada”, expresó el estadounidense. Y si, sus medallas valen mucho, sus sacrificios tienen un doble valor sentimental y contra eso no hay nada en este mundo que puede hacer cambiar al hombre más ganador del planeta. 

Su primer título del mundo llegó a los 16

Michael Phelps es un verdadero fenómeno aplaudido en todo el mundo. El nadador estadounidense de 32 años batió 37 récords mundiales. A los 16 años, en el 2001, ganó su primer título absoluto: la medalla de oro de los 200 metros mariposa en el Mundial de Japón, prueba en la que estableció, además, un nuevo récord del mundo convirtiéndose en el plusmarquista más joven de la historia. 
En el 2003 obtuvo el apodo de Tiburón de Baltimore, al batir ocho récords mundiales en cuarenta y un días y se reveló al mundo como el nadador con mayor proyección de la historia, al ganar, con apenas dieciocho años y a título individual, tres medallas de oro. 
En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, tras ganar ocho medallas de oro, Phelps se consagró como el máximo medallista de oro en una sola edición de los juegos. Cinco de esas medallas fueron en competencias individuales, igualando el récord de Eric Heiden y Vitaly Scherbo como múltiples medallistas de oro en eventos individuales en una sola edición Phelps se convirtió en una leyenda del deporte olímpico en el 2016 cuando se colgó su 28ª medalla de oro en Río de Janeiro. 
 

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