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El árbol dio su fruto...y vaya si alcanzó el propósito. La historia refleja buena madera y se relaciona nada menos que al recordado Jorge Cafrune, un folclorista de carácter, que siempre defendió sus ideales.
Destacada por su voz expresiva, distinta, de carácter sensible y profundo, Yamila Cafrune se presenta como es: sencilla. Con un repertorio folclórico amplísimo, recorre toda la geografía argentina, que completan su propuesta con un mensaje amplio y claro: desde la raíz. Con el acompañamiento de músicos comprometidos que logran un sonido parejo, constante y arrollador, Yamila Cafrune es sinónimo de folclore.
Nacida el 16 de noviembre de 1965 en Buenos Aires es cantante, abogada y hacedora de un camino artístico propio. En 1992 actuó en el acto donde se le colocó el nombre de su padre a la tradicional esquina de la confitería La Europea de la ciudad cordobesa de Cosquín y allí mismo Julio Marbiz la escuchó y la invitó cantar en el escenario mayor del Festival: allí se iniciaría su carrera artística. Ha recorrido muchos escenarios de Argentina y el mundo.
¿Los salteños volverán a escuchar tu propuesta?
Significará un doble placer en mi vida, primero porque la velada será en homenaje a mi padre, y segundo porque esta convocatoria estará bajo la responsabilidad de Marina y Hugo Jiménez (Ballet Salta), grandes amigos en esta profesión. Cuando regresamos con mi familia de España allá por 1973, vivimos durante dos años en la capital salteña. Mi papá me llevaba a aprender danzas folclóricas con Marina y Hugo, por eso estas personas tienen un valor incomparable en mi vida, además de ser verdaderos embajadores de nuestra danza en el mundo. La gran cita será el sábado 29 de julio, en el Teatro Provincial de Salta.
¿Tenés buenos recuerdos de esta provincia?
Claro, mi padre se acunó en esta tierra. Yo concurrí al Colegio del Huerto y a la escuela San Martín. Luego regresé cuando me invitaron Los Nocheros en una de sus presentaciones en la década del ‘90; también actué en dos ediciones de la Serenata a Cafayate.
¿Es una contra o una ventaja la portación de apellido?
Siempre fue gratificante porque la gente me invadió de cariño y amor por mi padre, él sembró para que yo cosechara, fue muy querido y eso me brindó algunas ventajas, además de abrirme puertas.
¿Cantaste con tu papá?
Me daba verguenza cantar con él, yo tenía solo 12 años cuando falleció. Hubiera estado muy orgullo de verme en el circuito folclórico.
¿Y Marito?
En la actualidad no tengo noticias de él, pero se alejó del canto. Cuando estaba junto a mi padre, un médico en España le tenía algunos problemitas en la garganta. Cuando regresaron, Marito empezó a cantar como solista melódico, pero al poco tiempo dejó los escenarios y no volvió nunca más.
¿Ejercés la abogacía?
No, solo lo hice en épocas de vacas flacas, o sea cuando eran escasas las actuaciones. Algunos años estuve como directora de Protección del Delito, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación. Pero a la hora de elegir siempre predominó el corazón: el canto.
¿Te identificás con el Norte?
Por supuesto, tengo raíces jujeñas y salteñas, y eso es determinante cuando la sangre corre por tus venas. Mi madre Marcela es santafesina, yo nací en Capital Federal, y viví mucho tiempo en Córdoba. La verdad me malcrié en todos lados.
¿Cuál es tu contención?
Sin ninguna dudas que es mi familia, tengo a seres maravillosos a mi lado: mis hijos Agustina y Santiago, y a mi esposo Esteban. Los amo con todo mi corazón.
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