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Gastón Leandro Corimayo es un reconocido chef y pastelero de la zona y hace cinco años pensó que llevar regalos el día de Reyes a los niños que más necesitaban era una forma de retribuir a la vida todo lo que le dio. “Nunca tuve necesidades, siempre tuve un regalo en el arbolito, sin embargo esperar ver a los Reyes era una ilusión que se repetía cada año”, recuerda.
El primer año no fue nada fácil. En enero del 2013 enfrentó este desafío solo; alquiló sonido camioneta, compró golosinas, juguetes, pero lo más insólito, contrató a tres personas para que personifiquen a los Reyes Magos. Sin embargo, convencido que valía la pena, el impacto en la gente fue tan grande que a partir de allí se sumaron amigos, colaboradores y la generosidad de toda una comunidad que hace un mes pregunta “Gastón, ¿este año hacemos los Reyes?”.
Este año repartieron juguetes y golosinas en barrios y el hospital de Orán. Este trabajo solidario lo hace junto a su familia y un grupo de amigos, que además organizaron la vigilia de Reyes el viernes 5 a la noche
El trabajo no es fácil; este joven entusiasta de 30 años prepara cada 6 de enero una ruta de viaje que incluye los 10 barrios más vulnerables de la ciudad, entre ellos barrio Estación, Caballito, 200 años, Libertad, Taranto, 9 de Julio y el hospital donde visita a cada uno de los niños. Gastón, disfrazado de payaso, es el que guía el camino de los Reyes cual estrella de Belén, les indica el recorrido.
“Ese día todo fue mágico; cada rostro te queda guardado, y aunque a veces tengo miedo que los regalos no alcancen, yo sé que Dios obra el milagro como la multiplicación de los panes y nunca falta”, explicó emocionado.
Gran preparación
Para esta movida solidaria Gastón cierra su negocio del tres al seis de enero. No recibe pedidos, no se compromete con ningún evento, para transformar el local comercial en un depósito donde clasifican las donaciones, arman los regalos y los Reyes preparan sus trajes. Pero la magia comenzó el viernes (5 de enero) a la noche, cuando los Reyes estuvieron listos, el negocio decorado para abrir las puertas y recibir cartitas, aguas y pasto para los camellos. La vigilia se extendió hasta pasadas las cuatro de la mañana cuando los chicos y papás sacaron fotos y hablaron con Melchor, Gaspar y el Negro Baltasar, mientras otro grupo de voluntarios seguía recibiendo donaciones.
Para el año
El recorrido comenzó a las 9 de la mañana. Los Reyes fueron montados en una camioneta con música y lo siguieron una caravana de autos que fueron asistiendo a los protagonistas. “Creo que a pesar de los años, no somos conscientes de lo que provocamos en cada niño, tal vez por eso no dejamos de emocionarnos y redoblamos el esfuerzo pensando en el próximo año”, sostiene Gastón.
Los voluntarios detrás de las escena
Ariel Gorena, Fernando Anaquín y Antonio Gorena son los que les dan vida a los personajes de Melchor, Gaspar y Baltasar. A pesar del calor que se padece en el norte, se ponen el llamativo traje, turbante, cuidando hasta el detalle de la barba para mantener intacta la fantasía de los niños.
Sin contar el generoso aporte de la comunidad que llega con golosinas y juguetes para que cientos de niños puedan recibir algo.
Gastón remarca que esto es posible gracias al apoyo de su hermano Mauro Ismael y sus padres Gabriel y Sandra.
La familia también organiza anualmente la fiesta del Día del Niño en un megaevento donde la abuela prepara el chocolate y los demás se encargan de contratar peloteros, repartir golosinas y “lograr que los niños pasen una tarde diferente”.
Año tras año, muchas personas trabajan para mantener el mágico secreto de la noche de Reyes, del que todo el mundo es cómplice, como quien guarda un tesoro. La intensidad con la que viven los niños ese momento llena a los padres de satisfacción y compensa el estrés de los preparativos de los días anteriores.