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Creciente congestionamiento de arterias y caos vehicular. Discontinuidad de la trama vial y ruptura del tejido urbano. Supremacía de vehículos particulares sobre el transporte público. Incremento de viajes y costos. Aumento del consumo energético y de recursos naturales no renovables. Mayores costos en infraestructuras y servicios costeados con fondos públicos y por el bolsillo de los usuarios. Pérdida de espacios productivos. Encarecimiento de la tierra y dificultades de acceso a la vivienda para los sectores más desfavorecidos. Fragmentación física y social. Homogeneización y pérdida de identidad. Contaminación ambiental y afectación de la calidad de vida.
Esos son los rasgos de una incipiente metrópolis que se expande desde la capital salteña hacia municipios vecinos del Valle de Lerma con normas asimétricas, excepciones y lógicas de mercado insostenibles. Estudiantes de arquitectura la definen como "enferma". Sus docentes, menos lapidarios, la califican de "insustentable".
Salta, La Linda, necesita descentralizar con urgencia los servicios públicos y privados que mueven más de un millón de viajes diarios desde y hacia las nuevas urbanizaciones abiertas y cerradas que se multiplican en Cerrillos, La Merced, Rosario de Lerma, Campo Quijano, San Lorenzo, Vaqueros y La Caldera. Son ciudades dormitorio definidas por lógicas de mercado peleadas con el interés público.
Municipios permeables
Estudios desarrollados por investigadores de la Universidad Católica de Salta y el proyecto de actualización del Plan Integral de Desarrollo Urbano Ambiental (Pidua) concuerdan en el diagnóstico. La traumática expansión ha sido favorecida tanto por la insuficiencia de políticas de Estado en materia de ordenamiento territorial como por la falta de regulación de los municipios afectados respecto de los usos y la ocupación de sus suelos.
En el marco del programa de Desarrollo de Areas Metropolitanas del Interior (DAMI), que instrumentó el Ministerio del Interior y coordina el Gobierno provincial, los intendentes de las ocho comunas implicadas comenzaron a discutir una uniformación de normas y planificaciones.
La concertación apunta a contrarrestar el proceso expansivo y desarticulado que motorizaron en las últimas cuatro décadas operadores privados y el propio Estado, con proyectos habitacionales y urbanísticos carentes de una visión integral del área de influencia.
El que más creció
El Gran Salta es, entre los diez aglomerados urbanos más grandes del país, el que mayor salto demográfico tuvo entre 1960 y 2010. En esas cinco décadas, la población de la capital provincial creció un 350%, casi el doble que la tasa promedio (180%) de los grandes conglomerados de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Santa Fe, Mendoza, San Juan y Tucumán.
El último censo, realizado hace ocho años, registró 541.483 habitantes en la ciudad de Salta y 618.367 en toda el Area Metropolitana.
Los equipos técnicos municipales que trabajaron en la actualización del Pidua desde 2003, junto a una consultora externa dirigida por el arquitecto Pedro Fernández, advirtieron que la evolución futura de la ciudad de Salta está estrechamente ligada a la de los municipios vecinos, cuyo crecimiento demográfico triplica actualmente al de la capital de la provincia.