¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
16°
28 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La Academia de Minas de Freiberg

Lunes, 23 de diciembre de 2019 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Si buceamos en busca de la raíz de la ciencia argentina nos encontramos con un lugar emblemático: la pequeña ciudad alemana de Freiberg en la región de Sajonia. Durante más de 800 años floreció allí un pueblo minero que explotaba ricas minas subterráneas de plata.

El nombre Freiberg hace referencia, en alemán, a una "montaña libre" y esto en base a que fue liberada por las autoridades para que los mineros pudieran desarrollar allí libremente sus trabajos de explotación.

El caso es que ese pueblo de mineros fue creciendo en base a su riqueza y se radicaron en aquel lugar grandes músicos, artistas, cofradías masónicas, fastuosas mansiones, iglesias y otros edificios públicos y privados que daban intensa vida a la ciudad. El célebre constructor de instrumentos musicales Gottfried Silbermann y el arquitecto Johann Ohndorff trabajaron en Freiberg hacia 1700 y por ello la ciudad conserva uno de los órganos más hermosos del mundo.

Pero el esplendor intelectual de Freiberg comenzaría en la segunda mitad del siglo XVIII con la creación en 1765 de la Bergakademie que funge como la Academia de Minas más vieja del mundo. Potosí y México le disputan sin embargo dicho título. Pronto acudirían a Freiberg grandes sabios que le darían un prestigio sin precedentes. Basta simplemente con analizar quienes fueron los que pasaron por sus aulas para tomar conciencia del nivel alcanzado durante los siglos XVIII y XIX. Freiberg se convirtió entonces en el faro académico por antonomasia. Como lo son hoy algunas universidades de élite americanas o europeas.

Cónclave de genios

Freiberg atraía como un imán a quienes más tarde serían personalidades mundiales. Entre ellos tenemos a Pedro I de Rusia de quién se comenta que no alcanzó el nivel exigido y tuvo que regresar a su tierra. También estudió en Freiberg el escritor Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), quien se transformaría en el padre de la literatura alemana, el equivalente a un Shakespeare o un Cervantes para las lenguas inglesa y española respectivamente. Pero los estudios básicos de Goethe serían los de geología y minería sobre los cuales dejó algunos escritos, entre ellos un curioso artículo sobre el origen del granito.

También resulta sugerente y anecdótico que el gran poeta alemán Friedrich von Handenberg (1772-1801), inmortalizado bajo el sobrenombre de Novalis, fuera otros de los alumnos mineros de Freiberg y hoy es reconocido mundialmente por su obra emblemática "Los himnos de la noche".

Otro sabio que daría fama a Freiberg es el barón Alexander von Humboldt (1769-1859) quien realizaría una obra monumental en las Américas. Su ascensión al Chimborazo devino en el nacimiento de varias ciencias relacionadas con la ecología y el ambiente, de la mano de la flora, la fauna, la gea, el clima y la altura.

Entre sus compañeros de estudio se cuentan los hermanos D'Elhuyar, descubridores del tungsteno; Andrés Manuel del Río padre de la mineralogía de México; y José Bonifacio de Andrada y Silva, padre de la independencia de Brasil.

El gran profesor de Freiberg, que formó a esos y otros grandes discípulos fue Abraham Gottlob Werner (1749-

1817), quien descolló por sus conocimientos de las ciencias de la Tierra y por ser uno de los padres fundadores de la geología.

Su teoría del neptunismo como proceso universal de la generación de las rocas por la vía ácuea hoy no tiene sustento pero marcó una fuerte concepción doctrinaria.

El sabio ruso Mijail Lomonosov y el francés Antoine Lavoisier, quien moriría guillotinado durante la Revolución Francesa, también pasaron por Freiberg.

Es interesante señalar que cuando se recorre las calles de la ciudad y las que rodean a la vieja Academia, todas ellas llevan los nombres de los hombres que tuvieron allí un papel relevante. A ello hay que sumarle bustos, monumentos y placas recordatorias a doquier. Una calle lleva el nombre de Friedrich Mohs (1773-1839), famoso mineralogista, célebre por haber creado una escala de la dureza relativa de los minerales, que va desde el talco (1) hasta el diamante (10) y se usa hoy en todo el mundo.

Otros científicos de renombre fueron el metalurgista Jacobo B. Wiesner (1758-1842), quien trajo prácticas del arte de los metales a Sudamérica y fue uno de los artífices en la independencia de Colombia; el mineralogista Johann Friedrich A. Breithaupt (1791-

1873), descubridor de un gran número de minerales nuevos para la ciencia; Theodor K"rner (1791-1813), poeta, escritor y soldado que murió en combate a los 21 años durante las guerras napoleónicas; el químico y metalurgista Wilhelm A. Lampadius (1772-1842); el geólogo y mineralogista Carl Friedrich Naumann (1797-1873), hombre de conocimientos enciclopédicos y autor de numerosos textos sobre mineralogía y cristalografía con decenas de reediciones; el geólogo y paleontólogo Christian Leopold von Buch (1774-

1853), quien hizo aportes valiosos a la teoría de Darwin y dio el nombre al sistema Jurásico, entre muchos otros. Todos ellos han quedado inmortalizados en la historia de la ciencia y dan una idea cabal del prestigio académico de Freiberg.

En nuestra tierra

Ahora bien, para nuestra propia historia resulta relevante la figura del geólogo y catedrático Bernhard von Cotta (1808-1879), autor de numerosos tratados sobre rocas y yacimientos minerales. La calle principal de la Academia de Freiberg lleva su nombre. Su discípulo era el joven Alfred Wilhelm Stelzner (1840-1895).

En la década de 1860, el presidente Domingo F. Sarmiento decide la creación de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba que ya cumplió 150 años de vida. Comisiona a Germán Burmeister, científico radicado en nuestro país para que contrate en Europa a los mejores profesionales con la idea de que se radiquen en Argentina e inicien las investigaciones y la enseñanza del amplio espectro de las ciencias exactas, físicas y naturales. Burmeister viaja a Freiberg donde por sugerencia de von Cotta y sus colegas académicos contrata a Stelzner.

Alfred Stelzner llega a nuestro país en 1871 junto a otros grandes como Siewert, Lorentz, Hyeronimus, Weyemberg, los hermanos Doering, etcétera, y permanece por tres años estudiando la geología de las sierras pampeanas y regiones del interior. Colecciona minerales, describe rocas y formaciones geológicas, dibuja mapas, organiza un museo de mineralogía, clasifica los yacimientos minerales y escribe un tratado seminal de geología.
 Toda esa actividad le valió para ser reconocido como el “padre de la geología argentina”. Por desavenencias con Burmeister regresa a Alemania donde a la muerte de Von Cotta será nombrado catedrático de Freiberg.

Brackebusch en la Puna

En su reemplazo llega al país el Dr. Ludwig Brackebusch (1849-1906) quien recorrerá todo el interior de la República Argentina, desde Córdoba hacia el oeste y el norte, describiendo formaciones geológicas, coleccionando rocas y minerales, visitando minas en producción y otras inactivas, reconociendo los manaderos de petróleo como los de Laguna La Brea en Jujuy, observando la distribución de los esquistos bituminosos, recolectando fósiles de diferentes periodos geológicos, entre otras múltiples actividades.
En viajes de varios meses a lomo de mula y con todas las peripecias de penetrar hacia el interior de un país que recién avanzaba hacia su consolidación. Le tocó la peste del cólera, la ocupación por los chilenos de la Puna Argentina, las postas con sus malas camas y peor comida, los problemas con arrieros y animales, el idioma, etcétera. Sin embargo, se sobrepuso a todo ello y dejó un magnífico legado de obras científicas tal como un tratado de Las Especies Minerales de la República Argentina (1897), que se fue incrementando desde 107 minerales originales a más de 700 que se conocen hoy en el país. Y tal vez lo más importante sea la publicación de un moderno mapa geológico en colores en escala 1:1.000.000, publicado en 1891, que todavía resulta útil. Por ser la obra de un solo hombre a finales del siglo XIX es digno de admiración. Brackebusch regresó a Alemania, pero otros sabios alemanes seguirían su camino hacia nuestro país para realizar un aporte fundamental y monumental en la construcción de las ciencias exactas, físicas y naturales modernas.
 La semilla sembrada por Sarmiento y otros grandes estadistas decimonónicos le permitió a la Argentina contar con tres premios Nobel de ciencias.
 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD