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El morbo, claramente, forma parte de la condición humana. El éxito que alcanzan los programas y publicaciones de chismes son evidentes. La especialización de algunos comunicadores para hablar de camas ajenas e histerias mediáticas como si estuvieran consignando estadísticas de Unicef o de la FAO, es un clásico. Pero el morbo, en política, es un boomerang. Y ese morbo utilizado como factor de impacto floreció especialmente estos días. Un twitt que circuló en ámbitos oficialistas celebraba las infidencias de Mariano Macri sobre su hermano, la usurpación protagonizada por Dolores Etchevehere en el campo de su madre y algún otro escándalo de élite como "ventajas políticas". En cierto modo, se les aparecían esos conflictos familiares como el contrapeso de los centenares de testigos, exfuncionarios, empresarios y contadores sobre los que se substancian las voluminosas causas de corrupción contra la vicepresidenta. En general, cuando un boxeador aplica un golpe bajo, es porque está perdiendo la pelea. Mucho más sórdido aún, luego de que el fiscal Alberto Nisman apareciera muerto en Puerto Madero -además de las declaraciones públicas de Cristina Fernández- el indicio más vehemente de que había sido asesinado lo ofrecieron las fotografías, filmaciones, versiones y chismes que los trolls oficiales desparramaban por las redes sociales. Simplemente, indicaban que todos los espías kirchneristas, liderados entonces por Oscar Parrilli, habían estado siguiendo los pasos de Nisman. (Y justo esa noche, las cámaras de seguridad no funcionaron en el edificio). El morbo explícito puede ser irrelevante para el juez, pero es contundente ante la opinión pública, aunque al revés de lo que esperan sus autores. El culebrón de los Macri no le cambia a nadie su pensamiento acerca de Mauricio, pero ya está al borde de la judicialización por la mujer de Mariano, el hermano testimoniante. Y el caso Etchevehere solo sirve para verificar la falta de seriedad de Juan Grabois y de su fantasioso Proyecto Artigas. Si todo esto no es indicio de nocaut, al menos muestra que ya está faltando el aire.