Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
1 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La brecha se agiganta

Jueves, 03 de septiembre de 2020 02:30
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Para la escuela, 2020 es un año perdido. El COVID-19 y sus múltiples consecuencias no se pudieron prever y seguramente los esfuerzos para superar los efectos de la pandemia, en términos económicos, sociales y también educativos serán relevantes, y, en muchos casos, innovadores en el mundo.

Salta no será la excepción.

A pesar de las energías y la voluntad que ponen la mayoría de los docentes para acompañar a los alumnos de los distintos niveles, principalmente el inicial, primario y secundario, las situaciones de aprendizaje no se están pudiendo sostener.

Sin embargo, la experiencia, en la visión docente, seguramente está siendo muy positiva desde la perspectiva educacional, ya que implica la incorporación de las herramientas tecnológicas para el acompañamiento a los alumnos en este tiempo.

La mayoría de los educadores, principalmente en los establecimientos de gestión estatal, no se pudieron comunicar todos los días con sus estudiantes o lo hicieron espaciadamente y el motivo principal fue el de proponer actividades educativas: trabajos prácticos, cuestionarios, guía de ejercicios, etc. y luego para hacer una devolución de las mismas, cuando las corregía o evaluaba.

El esfuerzo fue enorme y los inconvenientes numerosos ya que no se contaban con las herramientas y recursos indispensables; tampoco, en mi opinión, con el acompañamiento virtual activo de la cartera educativa local.

En la mayoría de los casos, los docentes que se propusieron acompañar en esta etapa a los alumnos lo pudieron hacer estableciendo un vínculo pedagógico asincrónico con ellos (enviar tareas, subirlas a una plataforma, lo mismo con guías, cuestionarios, clases grabadas, mensajes grabados, etc.). En muy pocos casos se pudo combinar con herramientas sincrónicas (Zoom, Meet, Skype, etc.) que pudieran producir un aprendizaje más significativo.

Esta fue la realidad para prácticamente la totalidad de establecimientos de gestión estatal en nuestra provincia.

Obstáculos cruciales

La realidad muestra que en estos meses de pandemia no se pudo implementar un Plan de Acompañamiento virtual en TICS ni al docente ni al alumno por parte de la cartera educativa local, menos aun diseñar e implementar un Plan de Digitalización para asegurar la continuidad del servicio educativo en los meses por venir que continuará la imposibilidad y dificultades de regreso masivo a las aulas (objetivo tan anhelado por todos vistas las dificultades que resulta hacerlo de otro modo).

Los desafíos a futuro son numerosos y desconocemos si se cuenta, a nivel local, con un Plan de Contingencia Educativo. Los mensajes que emanan de la cartera educativa local son tan erráticos como su accionar en este tiempo.

En este contexto, desde la perspectiva de los alumnos, el camino fue difícil y para muchos, arduo de recorrer, motivo por el cual, seguramente, este 2020 será recordado como "el año perdido", utilizando el término de los chicos y esto seguramente se reflejara en la deserción y abandono que serán históricos a nivel local.

Tampoco hay precisiones sobre la actividad educativa venidera,al menos, hasta finalizar este año, e inclusive sin indicios de cómo se comenzará el que sigue; cuáles serán los criterios de promoción y aprobación de los ciclos.

Para los alumnos de los últimos años, la terminalidad aparece en una nebulosa, porque las pautas de cómo hacerlo no están claras; hay que tomar exámenes, pero definir el cómo y asumir el plexo de tareas que implica, que resultan confusas para la comunidad educativa local. También en esto son los docentes los que están tomando las iniciativas, y dejando expuesto una vez más lo solitario que fue su recorrido en este tiempo.

El sentido de la brecha digital

Antes de la llegada del COVID-19, cuando hablábamos de brecha digital a nivel educativo pensábamos en una situación y en escenarios diferentes respecto del actual. Esa brecha aparecía relacionada con otros aspectos como por ejemplo uso de TICS en el aula, acceso a internet en la escuela, habilidades necesarias para que la información se torne en conocimiento, competencias digitales, etc., siempre haciendo referencia a alumnos y docentes principalmente.

Ya se hablaba de la desigualdad en el acceso y la inequidad manifiesta, aunque en nuestra provincia, no contamos con datos ciertos hasta el día de hoy porque nunca se registraron estadísticamente.

Cuando se llevaban a cabo algunas evaluaciones estandarizadas internacionales, como Pisa, o Aprender, se trato de indagar y registrar algunas cuestiones relacionadas con este aspecto que es parte de la información con la que hoy se cuenta para hacer inferencias relacionadas con la temática. Con la cuarentena, nos dimos cuenta que la brecha digital también abarcaba las herramientas de gestión, los recursos y los conocimientos con los que contaban numerosos gestores educativos locales y nos distanciaban de otras realidades.

La falta de conectividad y dotación de recursos tecnológicos conectados y el conocimiento para utilizarlos en el proceso de enseñanza y aprendizaje también era un problema que antes era imperceptible y la COVID-19 lo puso en escena, mostrando todas sus falencias.

Estamos transitando la pandemia sin datos estadísticos ciertos que permitan decisiones acertadas porque se carece de una adecuada digitalización y registro; es sinónimo de no contar con plataformas y dispositivos apropiados y no tener internet para la mínima comunicación pedagógica, no poseer una adecuada banda ni pantallas u otros recursos relacionados con la tecnología digital, no contar con pedagogías adecuadas para el acompañamiento ni contar con asistencia virtual necesaria, etc. Esto es lo que determina, en gran parte, la necesidad de querer y tener que regresar a las aulas para poder conocer la realidad que se vive que, de otra forma, es difícil de inferir.

A ciegas y en el pantano

Es preocupante el déficit cultural digital en los establecimientos educativos salteños, principalmente de gestión estatal, en este contexto de globalización en el siglo XXI. Tanto lo es, que no permite hasta ahora contar con datos ciertos de la realidad digital de los alumnos y docentes como tampoco en qué cuantía y con qué resultados se trabajó durante este tiempo. Es impensable un diagnóstico certero para aplicar medidas acertadas porque se desconocen los indicadores claves para la toma de decisiones.
Sólo hablando en términos de enseñanza y aprendizaje, tampoco se tiene información certera de cuantos docentes y alumnos tuvieron y tienen dificultades de acceso para conectarse y con cuanta asiduidad lo hacen. No se puede medir ni la asincronía ni la sincronía de la tarea que se está haciendo. Esto plantea un interrogante: ¿se puede llevar a cabo una gestión eficiente sin datos e indicadores relevantes para la toma de decisiones? 
No existe un comité provincial o grupo especifico de acompañamiento curricular que analice las dificultades y oportunidades de actualización de los mismos, implemente acciones de retención, etc. El sistema educativo está desorientado y muestra claramente lo que ya se sabía de antemano, su “caducidad” y falta de actualización. Además, está generando lo que nadie quiere en ningún sistema educativo: la profundización de la desigualdad, porque este año, además de que no todos los alumnos “aprendieron” y que no contaban con las herramientas para continuar haciéndolo, los docentes notamos claramente el abandono y deserción preocupante en este período, que está rozando niveles históricos, lo cual profundiza aún más el problema. Todo esto suma a que no podamos concebir, en el contexto actual, a la educación sin la presencialidad (principalmente para los niveles inicial, primario y secundario donde la sociabilización es un componente importante)
El inconveniente no es solo didáctico también es de gestión institucional y de política educativa, lo cual representa un claro desafío a futuro si se desea reducir brechas, la desigualdad y preparar a nuestros jóvenes para el mundo del trabajo con las características que está trayendo el Siglo XXI sobre las cuales la COVID-19 “corrió el velo” y nos hizo abrir los ojos.


* Mg. Lic. Silvia Álvarez, secretaria general de Ucasal y moderadora del Conversatorio sobre Educación, Tecnología e Innovación.


 
 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD