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Aprender del 2020

Sabado, 02 de enero de 2021 00:00
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Los aprendizajes más profundos -los que dejan secuelas- son aquellos que nos desafían a buscar alternativas cuando pocas quedan.

Desde tiempos inmemoriales, ante la caída, la crisis, la adversidad y lo difícil, queda en cada uno de nosotros la rebeldía genética de reinventarse e intentar forjar una salida, una esperanza, otra oportunidad. No somos ajenos en la Argentina a la adversidad, y a reinventarnos.

Nacimos como Nación reinventando el status quo, rompiendo con cadenas y demandando dignidad. Ese grito en tierra también ayudó a la liberación de pueblos hermanos. En la época contemporánea, también supimos -como pocos países del mundo- saldar la deuda de la verdad, memoria y justicia, dejando centenares de libros escritos por todo el mundo. Supimos tocar fondo en el 2001 y levantarnos desde la ruina. Supimos ganar una semifinal a Holanda en 2014, y despedir a Diego Maradona en un caos propio de la emoción fanática. En el año 2020 supimos -y seguimos aprendiendo- a no dar por concluido cada abrazo que ahora anhelamos. La crisis de la pandemia es un aprendizaje.

Aprender del 2020, de la pandemia, no es una tarea de repudio y olvido, sino de concentración y advertencia.

No va a ser la última pandemia, catástrofe o crisis que tengamos que cuidarnos como sociedad, y apoyarnos como nunca. Aprender del 2020 es poder ser precavidos, montando un esquema de sentido y acciones que nos preparen para el próximo episodio traumático. Desde las más refinadas casas de estudio en Argentina y el mundo, sabemos que la crisis climática, la deforestación, la explosión de la ciencia y la tecnología y viejos-nuevos temores, como el manejo de la energía nuclear, muy probablemente nos pongan en jaque como sociedad en los próximos años, en las próximas décadas.

La decisión de aprender de momentos críticos es un mecanismo de defensa. En medio -todavía- de la crisis de la pandemia COVID-19, los actores responsables de la protección ciudadana, los gobiernos tienen en frente a una oportunidad única para fortalecer la resiliencia y capacidad de acción ante la catástrofe.

¿Qué hacer?

¿Qué pueden y deben hacer los gobiernos para aprender del 2020? Un post mortem.

Un post-mortem es un estudio detallado, imparcial, y profundo para entender las causas de muerte. Utilizando este concepto dentro del universo de las políticas públicas, el post mortem es una herramienta exacta para momentos críticos como la pandemia que vivimos. La puntualidad forense, clínica y hasta criminológica aplicada al accionar de gestiones públicas -y privadas- hacen que rememoremos lo hecho para no sufrir el mismo episodio de error en el futuro. A través del poder de comparación con esquemas ideales de respuesta, el recabamiento de datos en tiempo real sobre la respuesta, y la evaluación de lo hecho versus el ideal, obtenemos aprendizajes que suponen un mejoramiento institucional a gran escala. En síntesis, se trata de evolucionar.

El concepto de revisión, de introspección para evolucionar en normas, conductas, protocolos y planes de gestión de crisis, es imperante para cualquier gobierno que tiene la responsabilidad de generar los espacios y herramientas para la protección civil.

Un ejemplo: ¿cuántos de nosotros conocemos el protocolo de acción de la ciudad, provincia o nación en caso de un episodio sísmico fuerte? ¿De terrorismo?. ¿Cuáles son los manuales de acción en gestión de crisis que comunican calma, acción y protección, como también, recursos existentes y roles y responsabilidades de la cadena de mando? ¿Existen esos protocolos, esos manuales, esos recursos? Estas son las preguntas que le quitan el sueño a especialistas en preparación y manejo de crisis como función auxiliar de cualquier gobierno o gestión pública. En Salta, hacer un post mortem de la pandemia es justamente empezar por las preguntas básicas hasta llegar a los productos de gestión de crisis para que nunca más encuentre a la gestión pública sin plan de respuesta, por lo menos sabiendo el plan inicial. En otras palabras: cómo subir la vara de calidad institucional más allá de la creación de un comité de emergencias.

Prevenir lo peor

En el Reino Unido existe la figura legislativa de Comisiones de Aprendizaje. Estas, son un instrumento fascinante para el estudioso de gestiones públicas y el desarrollo de políticas públicas a largo plazo. Son también fuente de inspiración para la industria del cine que estudia todo lo que debería haber ocurrido en una crisis para crear los grandes finales de cualquier obra maestra.

Las Comisiones de Aprendizajes tienen dos objetivos claros.

* Primero, encarar el proceso de evaluación de lo hecho versus el más alto estándar existente para demandar correcciones y evaluaciones de normas y acciones gubernamentales, en todos sus niveles.

* El segundo objetivo -el más importante- es dejar constancia de lo analizado, de lo estudiado y del método de investigación para justamente crear nuevos estándares de gestión que retroalimentan la calidad de un gobierno presente. Hay diez Comisiones de Aprendizaje abiertas en el Reino Unido evaluando la respuesta del gobierno en diversas crisis como el ataque terrorista en Manchester en 2019.

</NORMALS> También, casos como el incendio de la torre residencial de Grenfell, en Londres, en 2017, y el abuso sistemático de niños y niñas desde 1970. En total, el Reino Unido ya completaron 17 Comisiones de Aprendizaje. 

Desde el punto de vista histórico y para víctimas de desatenciones civiles y gubernamentales, las Comisiones de Aprendizaje también pueden revelar conductas o crímenes encubiertos, los cuales, como sucede en el Reino Unido, pueden terminar en procesos legales contra individuos responsables de delitos asociados a lo que se investiga y evalúa. Pero, sin caer en la parte punitiva del ejercicio, la crisis de la pandemia en Salta, en el país, merece ser estudiada, aprendida con la misma seriedad que el impacto en vidas humanas del coronavirus. 

Las Comisiones de Aprendizaje son instrumentos legislativos y deben ser creadas por una ley o decreto. La membresía de estas debe incluir a personas con capacidad técnica, sin vicio político o moral y con el respaldo de la comunidad profesional a la que pertenece. El acceso a documentación, personal del gobierno y financiamiento acorde son también pilares para garantizar la imparcialidad y calidad del producto final. 

El producto final suele ser un reporte minucioso con recomendaciones explícitas para el agente que le compete evolucionar su actuar. En el Reino Unido, el reporte final suele convertirse en un paquete de leyes para justamente dotar al gobierno de herramientas surgidas del aprendizaje para proteger a la ciudadanía. Y para dotar a la ciudadanía de un estándar para exigir al gobierno de turno. 

Argentina y Salta deben encarar un proceso similar dentro de sus respectivas escalas. La pandemia vislumbra que cuando se trata de gestionar la vida o la muerte, la incapacidad o la falta de estándares de gestión de crisis no pueden ser excusa para desatender la protección civil. 

No tomar como punto de aprendizaje lo ocurrido durante el 2020, sería condenarnos a repetir los mismos errores en la próxima gran crisis. 

Pero aquí está la ventaja: para la próxima crisis, todavía estamos a tiempo. 

* Mg. Políticas Públicas

Codirector Jiménez - Buttazzoni Consultoría

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