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Luego de haberse salvado de milagro junto a su pareja Gimena Acardi, el actor Nicolás Vázquez dio un dramático testimonio de lo que vivieron al momento del derrumbe en Champlain Towers de Miami. “Quiero mandar este audio para intentar darles tranquilidad y agradecer la preocupación. La verdad es que seguimos todavía en shock”, inició el argentino, quien de todas maneras aclaró: "No quiero ponernos a nosotros en el rol de lo más importante porque acá hay gente que está desaparecida, hay gente muerta y creo que esto lamentablemente continúa para muchos seres queridos que van a tener que sufrir esa pérdida".
“Vivimos un momento muy fuerte con Gime (Acardi). Veníamos de cenar, estacioné el auto como siempre en la cochera, escuchamos un ruido muy fuerte, pero no llegamos a entender qué pasaba. Y en diferencia de 6 o 7 segundos que subimos al ascensor, se movió el ascensor, parando en el lobby como siempre, y arrancó una polvareda muy fuerte, un estruendo muy fuerte. No entendíamos qué pasaba. Si era un tornado, un ataque, lo más parecido a lo que es una película”.
“Empezamos a correr, junto con tres o cuatro personas más, no éramos muchos, que estaban desbordados por los nervios, obviamente. Y ahí recién entendimos que se había caído parte de lo que era el estacionamiento: muchos autos hundidos, alarmas sonando. Gime me hace caer la cuenta de lo cerca que habíamos estado de no contarla. Y pasan entre dos o tres minutos más de no entender bien, en un estado de shock que estábamos viviendo, y ahí le digo a la gente, porque estaba muy nerviosa, y a Gimena, principalmente, que cruzáramos. Ahí se escucha un estruendo imposible de relatar: no lo habíamos escuchado nunca en nuestras vidas, era como en las películas, como si fuera una especie de terremoto, de ataque, no sé. Lo que ven en las imágenes”.
Aún en estado de show, Vázquez aseguró que "nosotros no vimos mucho, pero hay una imagen que muestra como que cae el edificio. En ese momento no éramos conscientes de lo que estaba pasando, sí teníamos una nube de polvo tan grande, junto con el ruido, que no nos podíamos ver. Estábamos uno al lado del otro y no nos podíamos ver”.
“Ahí es donde corremos desesperadamente y Gime se golpea contra un árbol, una palmera, así, muy fuerte, y le sale como un huevo muy grande en la cabeza. Me asustó porque fue instantáneo, con mucha sangre, no sangre para afuera, sino como si fuera un… no sé, yo no soy médico, pero como si fuera un huevo, un coágulo, no sé cómo llamarlo. Se hizo un silencio. Nos encontramos todos llenos de escombros. Los vecinos empezaron a salir a auxiliarnos con lo que había, con agua. Vino la policía, los bomberos. Y bueno, todo lo que ya saben”.