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Si hipotéticamente Toyota invirtiera para instalar en Salta una planta productora de automotores e hiciera la misma convocatoria que en Zárate ¿el resultado sería distinto? ¿Encontraría jóvenes salteños con secundario completo para puestos de $150 mil pesos?
Recientemente, con la difusión de su dificultad para encontrar recursos humanos jóvenes calificados, Toyota abrió el debate, una vez más, sobre las graves falencias del sistema educativo en el nivel secundario y, lamentablemente, Salta no es ajena a esta realidad.
Lo que exigen las empresas en general no va alineado con lo que brinda el sistema educativo: los requisitos que se piden hoy para ser vendedor en una pyme u operario en una fábrica no son los mismos que se pedían tiempo atrás o previo a la pandemia: la COVID-19 aceleró varios requerimientos de cualificación para los trabajadores que contrata el sistema productivo y comercial que muchos jóvenes, y no tan jóvenes, no los pueden satisfacer si no se capacitan o actualizan sus conocimientos y competencias. Pero no se vislumbran iniciativas en el sistema educativo que pretendan atacar el problema. A pesar de que el nivel de desempleo en Salta es levemente inferior al promedio nacional y uno de los más altos del NOA, en el caso particular de los jóvenes es alarmante: alrededor del 26% para mujeres y 19 % para los varones
La transformación digital como consecuencia de la pandemia y la necesidad de nuevas habilidades son una realidad en estos días; las áreas más críticas en las empresas son: operaciones y logística; tecnología informática y datos; manufactura y producción; administración y asistentes de oficina y ventas y marketing. El mercado no está reaccionando con la velocidad que marca la transformación digital
Según el Foro Económico Mundial, el 65% de los niños en edad escolar estudiaran para desempeñar trabajos que todavía no existen y para el año 2021 más de un tercio de los conjuntos de habilidades que se necesitan para la mayoría de los empleos estarán compuestos por habilidades que no se consideran fundamentales para esas tareas.
La consultora mundial McKinsey & Company sugiere, que para el 2030 hasta 375 millones de trabajadores deberán cambiar de categoría profesional debido a la automatización, y todos los trabajadores tendrán que adaptarse para coexistir con máquinas que cada vez tendrán más capacidades.
Deserción catastrófica
La graduación en el secundario es escasa y muy desigual. En Salta hay cifras ciertas que dan cuenta la cantidad de jóvenes que por año termina el secundario y, lo que es más importante, se gradúa (que es el requisito excluyente de la empresa Toyota para seleccionar personal para su planta).
Antes de la pandemia, año 2019, había alrededor de 127 mil alumnos matriculados en el nivel secundario en toda la provincia; en el primer año ingresan alrededor de 33 mil, pero al último día de clase llegan un 10% menos de esos que iniciaron y, luego de transcurridos 5 años, finalizan el último año del nivel efectivamente menos de la mitad, de los cuales se reciben o gradúan aproximadamente 12 mil chicos por año.
Con una tasa de egreso de alrededor del 36% se refleja el problema sistémico del nivel. Ante este escenario ¿qué se debería hacer para que en el nivel se produzca una respuesta diferente?
Las brechas persistentes
De los 12 mil chicos que egresan por año en Salta, más del 60% lo hace con orientación en ciencias sociales en su titulación y solo el 21% con una orientación en ciencias aplicadas y tecnología, que hipotéticamente serían los que se ajustarían al perfil de un reclutamiento local (estaríamos hablando de alrededor de 2.700 jóvenes en toda la provincia) de los cuales menos de la mitad son varones.
Pero habría un inconveniente claro y difícil de sortear para esos jóvenes en las pruebas de los procesos de selección: de acuerdo con los resultados de la última evaluación Aprender que se tomó nacionalmente a los chicos del último año del secundario y que evalúa cuál es la situación de la educación secundaria, en Salta resulta que el 44,5% de los alumnos del último año tienen un rendimiento por debajo del nivel básico en matemáticas, lo cual evidencia que no resuelven satisfactoriamente problemas ni identifican ecuaciones básicas; a esto les sumamos que un 31,5% está en un nivel básico en el cual apenas logran resolver problemas e identificar datos a través de razonamiento y trabajar con estadísticas. Es decir, el 76% no lograría aplicar satisfactoriamente en un puesto de trabajo que requiera razonamientos matemáticos y de resolución de problemas.
Asimismo, advierto al lector que en este supuesto parto de que la convocatoria se haga a nivel provincial y no en una sola localidad, como es el caso de Zárate, que directamente no pudieron cumplir el cupo porque difícilmente podía encontrar en la localidad los 200 graduados.
En nuestra provincia solo el 1,2% tiene un nivel avanzado de aprendizaje en matemáticas sobre 14 mil estudiantes que realizaron la evaluación del último año del secundario. Pero claro, probablemente esos no se presentarían porque desearían seguir estudiando en la Universidad, como también parte del 45,5% que mostró un nivel satisfactorio.
Cabe destacar también la enorme brecha que existe entre los resultados de los alumnos de establecimientos de gestión estatal y privada.
En el estatal, el 50,1% de los alumnos está por debajo del nivel básico y el 31,5% en el básico, mientras que en el privado las cifras son notablemente más bajas; están en el 23,6% y 31,6%, respectivamente, en esos niveles.
Si profundizamos el análisis, las diferencias se acentúan según si los alumnos están en el ámbito urbano o rural; en este último se aprende menos; el 90,4 está por debajo del nivel básico o básico en matemáticas; solo el 9,5% satisfactorio y el 0,1% avanzado.
Si Toyota se instalara en un área rural también sería imposible el requisito exigido. Lamentable muestra la persistencia de la desigualdad en nuestra provincia.
Con la hipótesis planteada en Salta, los convocados a concurso serían jóvenes de un nivel socio-educativo medio bajo, el cual solo el 32% alcanza niveles satisfactorios en matemática y el 0,9% un nivel avanzado; de tal manera que si la prueba para la selección es algo exigente probablemente no llegarían a contar con muchos candidatos.
Hipótesis para un comercio
Si ampliamos la hipótesis y el puesto a cubrir fuera para vendedor utilizando herramientas del comercio electrónico con un fuerte contenido de tecnologías de la información y la comunicación, la tercera parte de los establecimientos educativos del nivel secundario de nuestra provincia no cuentan con conexión a internet; el porcentaje asciende a casi el 40% en los establecimientos de gestión estatal, contra el 1,2% de las privadas. En los establecimientos del ámbito rural, más del 70% no tienen conexión a internet. El uso pedagógico de la herramienta ronda el 5%, el resto es para uso administrativo; esto deja entrever que el trabajo con TICS en el aula era muy escaso antes de la pandemia; según la voz de los alumnos solo el 8,8% trabajaba con computadora la mayoría de las veces; con tablets o carro digital casi nunca, aunque sí el 45% manifestó utilizar el celular en clase.
En cuanto a las actividades realizadas en el aula con esos dispositivos más del 60% manifiesta que es para buscar información en internet. Solo el 7% (alrededor de 1.100 alumnos) manifestan que hacen algún tipo de programación o desarrollo de páginas web o aplicaciones y solo el 2,4% (alrededor de 400 alumnos) manifiestan que arman robots. La aplicación de los dispositivos digitales es baja. Esto da cuenta de lo difícil que está siendo para el sector comercio utilizar integralmente las herramientas que ofrece el comercio electrónico y las plataformas digitales para impulsar y facilitar el mismo. También se le complica conseguir los recursos humanos que puedan hacerlo.
El imperativo digital
Que las empresas se apoyen en las nuevas tecnologías para seguir gestionando sus negocios y vendiendo a través de la digitalización impacta en las nuevas formas de trabajo que le hacen falta. Los procesos comerciales y de producción se informatizan cada vez más para aportar valor a los clientes o incrementarlo, pero esta mejora dependerá de la capacidad y habilidades de los recursos humanos con los que se cuente o se desee incorporar.
Los cambios son drásticos y están mostrando un ritmo sin precedentes como resultado del impacto de la pandemia, pero también de los efectos de la cuarta revolución Industrial en la cual la inteligencia artificial y la automatización dejarán una huella importante en el futuro del trabajo.