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Desde hace tres años, la Universidad Católica de Salta (Ucasal) ofrece una carrera que atraviesa prácticamente todas las actividades humanas: el Diseño Industrial. La jefa de esa carrera, la diseñadora industrial Gimena Moya Tonelli, en el marco de la Semana de la industria, explicó a El Tribuno los alcances de ese apasionante campo de estudio.
¿Se podría decir que el diseño industrial está presente en prácticamente todas las cosas que consumimos?
Absolutamente, estamos inmersos en un mundo de productos diseñados y producidos industrialmente y de eso se trata el diseño industrial, precisamente, de la creación y el desarrollo de objetos de todo tipo y de todo ámbito, productos domésticos, deportivos, médicos y técnicos específicos de todos los rubros que después son producidos en serie. Esa es un poco la raíz de lo que hacemos los diseñadores industriales. Es una disciplina que conjuga por partes iguales aspectos técnicos y creativos. Eso es algo que la caracteriza como carrera porque tiene una gran dosis de creatividad, de búsqueda de innovación, de búsqueda de nuevas tipologías y de valores formales, estéticos y semánticos, entre otros, por un lado y por otro lado tiene un aspecto técnico porque claramente los objetos tienen que ser funcionales, ergonómicos, es decir que tienen que adaptarse al hombre, a las medidas antropométricas, a las capacidades, a los ángulos de confort...
Al ser tan amplio el campo de acción del diseño industrial, me imagino que la salida laboral de la carrera también es extensa...
Es muy amplia, es uno de los factores que creo que incentiva y motiva a los chicos para inscribirse y seguir este tipo de carrera. Tiene un campo de acción infinito, tan amplio como el campo industrial no solo de la Argentina sino en general. Uno puede elegir en qué campo especializarse, que puede ir, por ejemplo, desde juguetes, mobiliarios, automóviles, electrónica, joyería, indumentaria y así. Además de eso, hay otro factor, el diseño industrial te habilita a trabajar a nivel mundial, no requiere de validaciones o de colegiaturas como en otras carreras. Es una profesión que se puede ejercer desde Salta para cualquier lugar del mundo, pero también en cualquier lugar del mundo. Esto da mucha libertad y abre muchas puertas.
¿Cómo es el cursado?
Es una carrera extremadamente práctica. Tenemos una rama de materias que son de materiales y procesos, que es donde se estudian todos los posibles materiales y los posibles modos de fabricación. Alternamos el contenido teórico a lo práctico. Tenemos un laboratorio de prototipación hermoso en la Ucasal, con todas las máquinas básicas de carpintería, metalurgia y maquinaria de nueva tecnología, como impresoras 3D, tenemos un router 3D, una cortadora láser, todo lo que viene a ser las famosas tecnologías flexibles o digitales, entonces generalmente los estudiantes se ven muy atraídos por este aspecto práctico de la carrera. Lo que uno piensa e imagina que se puede fabricar o inventar inmediatamente vamos a verificarlo en la realidad. Entonces hacemos muchas maquetas y prototipos y modelos. Es una carrera con un cursado de cuatro años, tiene un plan de estudio supermoderno, con materias semestrales y la parte que me parece más relevante del plan de estudio es que en los dos últimos años de la carrera los estudiantes tienen muchas materias apuntadas a la construcción de empresas, la idea es capacitar y dar los instrumentos para que ellos mismos puedan ser diseñadores y empresarios. Esa es la impronta que tiene la carrera en Salta.
¿Este tipo de estudio está visibilizado en Salta?
La carrera es muy reciente. Recién estamos transitando el tercer año desde su creación en Salta, así que no tiene una gran popularidad todavía, pero a pesar de eso tenemos bastante alumnos. Hay un promedio de 40 a 45 inscriptos por año. Otra cosa que me gusta remarcar es que a diferencia de las ingenierías, que son carreras netamente masculinas si se quiere, la población que tenemos en diseño industrial es muy pareja entre géneros. Estamos tratando que la carrera se conozca, aunque de todos modos los estudiantes tienen un conocimiento de la disciplina, están más informados sobre de qué se trata.
¿Existe un diseño autóctono o característico del país?
Cada localidad o cada cultura que genera productos imprime las características propias de una cultura al producto que está creando. Es algo inevitable que esa impronta esté presente. Lo que pasa a nivel de Argentina, en general, es que la industria comparada con otros países más desarrollados viene atrasada, entonces hablar de un diseño argentino equiparado con el de otros países es un poco ambicioso, en mi opinión. Aunque sí hay en los últimos años una serie de pequeños emprendedores que surgen del diseño industrial y generan esta trama que esperamos que todos estos diseñadores industriales que están capacitados y están surgiendo puedan establecer una identidad de diseño industrial argentino más fuerte.