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Francisco Gómez Paz es un diseñador industrial salteño distinguido a nivel mundial. Nació en Salta, en 1975, y se recibió en la Universidad Nacional de Córdoba. En 1998 se mudó a Milán donde cursó una maestría en la Domus Academy y residió muchos años. Posteriormente abrió su estudio de diseño en 2004. Ahora transcurre la mitad de su tiempo en Argentina y la otra mitad en Italia. Diseña principalmente para empresas europeas que producen sus objetos y los venden en distintos países del mundo.
En Argentina el único objeto que fabrica es la silla "Eutopía", hecha enteramente en Salta y con la cual ganó en 2020 el prestigioso premio Compasso d'Oro, originado en Italia. La silla no lleva clavos ni tornillos. Se produce en serie, con tecnologías flexibles como el corte láser, el control numérico y la impresión 3D. Es de madera de Paulownia, resistente, sustentable y súper liviana: pesa apenas 1.800 gramos. El producto tuvo una amplia proyección internacional. Fue presentado en ferias internacionales y empezó a comercializarse afuera.
En 2011, Gómez Paz ya había obtenido idéntico galardón por una lámpara colgante denominada 'Hope' que tuvo mucho éxito y se convirtió en un clásico. Está realizada con una serie de lente de fresnel alrededor para evitar encandilamientos y difuminar la luz. De esta forma genera un tipo de iluminación bastante particular porque parece una gran esfera de cristal.
En diálogo con El Tribuno, Gómez Paz contó que su intención es encontrar nuevas visiones a problemas y tratar de resolverlos del mejor modo. "El diseño industrial tiene la función de encontrar, de algún modo, ideas para ir mejorando la calidad de vida de las personas. El sector donde yo principalmente trabajo es de empresas que producen objetos de diseño de alta gama donde el nivel cultural del mercado que consume ese tipo de producto es muy alto y la diferencia, a veces, son pequeñas nuevas ideas que ven un problema en un modo completamente diferente", sostuvo.
Y añadió que el diseño industrial puede asimilarse al mercado del arte, donde se genera un pensamiento nuevo que viene valorado por el mercado que lo logra entender y comprender.
Uno de los primeros proyectos que ha diseñado, elaborado en Salta y llevado a Italia es una "chaise longe", es decir, una silla baja o reposera, llamada Apero, confeccionada con cuero crudo.
"Traté de interpretar una técnica local que era trabajar con el cuero crudo, las costuras y lo apliqué a un concepto de un objeto completamente moderno, con un lenguaje también moderno. Este objeto tuvo muchísimo éxito cuando lo presente en la Feria del Diseño en Italia, hace varios años", recordó.
El enfoque de diseño de Gómez Paz está impulsado por su propia curiosidad, el conocimiento de la tecnología y los materiales y un proceso creativo práctico altamente experimental.
Al ser consultado sobre si tiene preferencias por materiales o estilos a la hora de diseñar, respondió que no cree en los estilos. "El estilo es un resultado de un pensamiento. La forma es un resultado de un modo de pensar. Yo creo en la filosofía proyectual que es constante en el tiempo pero las formas son consecuencias de las necesidades de cada proyecto, o sea, no creo en la forma preconcebida porque la forma nace en el proceso creativo", manifestó.
Con relación al mercado del diseño industrial, opinó que el mercado argentino es un mercado particular porque está, de algún modo, condicionado con políticas económicas que hacen que sea prácticamente cerrado, lo cual es una anomalía a nivel mundial.
"Era chico y después descubrí que tenía dislexia entonces no me gustaba nada del colegio, era realmente un sufrimiento pero, en cambio, me gustaba muchísimo comprender como estaban hechos los objetos", contó Francisco Gómez Paz durante una entrevista con El Tribuno.
Tenia una fascinación por comprar juguetes y hacer juguetes nuevos. Los rompía y rearmaba. Estaba todo el tiempo en el garage de su casa "armando cositas", jugando al inventor. "Eso hacia siempre desde chiquito", expresó.
Al momento de decidir que carrera estudiar, su hermana, quien vivía en la provincia de Córdoba ya que estudiaba arquitectura, le dijo que se abría una carrera nueva: diseño industrial.
"Yo fui pensando que era una carrera para inventores entonces fue ese el motivo que me llevo a ser diseñador industrial, esa pasión por la curiosidad de entender como están hechas las cosas. Es esa la esencia", hizo hincapié.
Sobre sus proyectos actuales, contó que ideó una lámpara que saldrá en promoción con una empresa española muy importante a nivel internacional. Se trata de una lámpara innovadora que trata de reemplazar la tipología de lámparas que tenían sistemas complejos de brazos y movilidad.
La nueva lámpara puede ser movilizada fácilmente lo que le posibilita al usuario poner el punto de luz donde quiera colocarla: un puesto de trabajo, un escritorio, una mesa, al lado de un sillón, en home office. Es práctica, funciona a batería y tecnología LED por lo que otorga la posibilidad de tener hasta 10 horas de autonomía de luz cuando es retirada de su base.
Expresó que la innovación consiste en entender hacia donde va la tecnología y el ser humano que cambia su modo de vivir, tratando de darle objetos que los acompañen en esos cambios culturales gracias alas nuevas tecnologías que empiezan a aparecer. De esta manera se generan nuevas formas y lenguajes.
Sobre las etapas del proceso de diseño de un producto, refirió que en su caso generalmente empieza de una idea, una intuición que enseguida lleva al papel con dibujos, después pasa a su computadora y elabora modelos 3D, luego realiza prototipos en el taller junto a su equipo de trabajo, donde tienen maquinas para hacerlos. Seguidamente llegan las pruebas del funcionamiento y después hay una introducción a la empresa interesada, la cual empieza a entender como puede fabricarlo. "Hay todo un ida y vuelta en el que se va cambiando el proyecto para que la tecnología permita que este a buen costo y pueda salir al mercado. Luego se comunica y se lanza", precisó.
Con tiempo
La concreción de un proyecto lleva tiempo. "Mis proyectos generalmente tardan mucho tiempo porque tienden a ser innovadores y hay cosas que no fueron comprobadas entonces lleva tiempo comprobar una idea nueva, el funcionamiento y cuales son sus puntos débiles y fuertes", explicó.
Añadió que un proyecto suyo puede llevar dos años, tres o más y que incluso tiene proyectos hace 9 y 8 años que todavía no puso en el mercado.
"Siempre uno trata de hacer cosas buenas que sean útiles, practicas, cómodas y que de algún modo te resuelvan algún problema. Quien tiene como yo la pasión por el crear, tiene que saber que es un camino difícil pero hermoso y hay que dedicarle tiempo, energía, pasión, la vida. Tarde o temprano da sus frutos", finalizó.