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Razones de liderazgo y trascendencia en el tiempo

Héctor Iván Rodríguez, Ing Industrial, profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNSa- UCASAL.
Lunes, 14 de febrero de 2022 12:48
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Salta es una provincia del norte argentino que supo destacarse del resto, no solo por su diversidad paisajística y de recursos naturales, sino también por su cultura, tradición, historia y su gente. 
Por Salta pasaron varios líderes que dejaron su impronta y constituyeron parte de su historia, uno de ellos fue Roberto Romero quien gobernó la Provincia entre el 10 de diciembre de 1983 y el 10 de diciembre de 1987. Previamente a sus treinta años integró, junto a Bernardino Biella y Jorge Raúl Decavi, el grupo que adquiriría en abril de 1957 el hoy conocido y principal diario de Salta, “El Tribuno”. 
El diario había sido previamente confiscado en la etapa correspondiente a la prescripción del peronismo como consecuencia del golpe de estado de 1955 y Roberto Romero lo recuperó y convirtió en el principal medio gráfico. 
Roberto Romero actúo tanto en el ámbito empresario como en el político con dos estilos de liderazgo singulares. En el ámbito empresario fue un emprendedor que supo poner al diario El Tribuno entre los principales medios de comunicación y hoy continúa siendo el principal medio gráfico que forma opinión, repercute en los otros medios de comunicación y es referencia en todo el arco de opinión, manteniéndose en el top of mine, marcado por las encuestas y estudios de mercado. En el ámbito político, Roberto Romero presentó un estilo del líder caudillo, donde su personalidad le permitió pasar, sin dificultad, de las esferas glamorosas empresariales a dialogar cara a cara con las más humildes de las personas, y eso lo llevó luego a la Gobernación de la Provincia.
Analizar solo estos dos aspectos de la personalidad de Roberto Romero, es tema de esta nota, que en la perspectiva del tiempo puede hacerse una inferencia de sus ideas y personalidad a través de lo que dejó como su legado. 
Si observamos su obra empresaria al día de hoy, vemos que el diario El Tribuno no solo subsiste, sino que se mantiene como el principal medio gráfico, y que la empresa que él dejó haya mantenido su hegemonía no es nada sencillo y requiere haber tenido una misión y visión fuertes que atraviesen las generaciones posteriores a cargo de la empresa. 
Sin duda, para mantener el liderazgo de El Tribuno sostenidamente en el tiempo, tiene que haber habido una conciencia de que los medios de comunicación siempre son muy visibles y que sus comportamientos serían escrutados, analizados, disentidos y puestos en tela de juicio. Por consiguiente, es importante cultivar desde sus orígenes el valor de la prudencia y la ética que exigen a los medios evitar acciones que no puedan ser entendidas, explicadas o justificadas con relativa facilidad.
Por ser visibles, se constituyen también en ejemplo; son líderes por su misma posición y visibilidad, por tanto, la única opción está entre obrar bien o mal, y es la ética quien dirigirá en dar ejemplo de buen comportamiento. 
El manejo de la prudencia constituye un arte porque la prudencia puede degenerar en hipocresía; pues el preocuparse de lo que se pueda justificar se convierte fácilmente en preocupación por las apariencias, y para un medio que detenta liderazgo en el mercado y es susceptible de ser criticado, la apariencia puede importar más que la sustancia. 
De esta manera, la ética de la prudencia puede caer con facilidad en la hipocresía de las relaciones públicas que llevaría al medio a su extinción. Entonces un medio no solo debe tener la ética como eje rector, sino debe también saber manejar el arte de la prudencia, y para ello deberá actuar con inteligencia para construir una buena reputación que siempre representará una ventaja competitiva. Una vez más es observable que mantener un liderazgo en el mercado no es tarea fácil y merece el reconocimiento de este legado que ha dejado

 Roberto Romero, máximo cuando el medio tenga como visión ser reconocido por su responsabilidad social como una obligación que va más allá de lo que exige la ley y la economía, para perseguir objetivos a largo plazo que sean buenos para la sociedad.
En su accionar político, Romero fue una persona con temple de caudillo, que se bajaba a conversar con los más humildes, y a pensar en la integración regional. Así es que como gobernador desarrolló trabajos de promoción en el campo social, elaborando planes de salud que redujeron la mortalidad infantil, junto a proyectos educacionales, que llevaron a los docentes a percibir un salario superior al 40% en relación con los de la Nación. Consiguió que reintegren fondos pertenecientes a la provincia de cien millones de dólares por regalías hidrocarburíferas adeudadas. 
Uno de los cambios productivos más importantes lo produjo el avance de la agricultura en la región central y el desplazamiento de la ganadería hacia el NOA y el NEA, que permitió a Salta triplicar su rodeo. Avanzó en la transformación de la Provincia como agroindustrial, exportadora, a partir del desarrollo de Anta, Rivadavia, San Martín y Orán; a partir de la modernización de todo el sur de la Provincia, la inversión minera y la recuperación del proyecto turístico con obras públicas como el Estadio “Delmi” y la construcción del teleférico en el cerro San Bernardo. Tenía como proyecto un tren de alta velocidad para unir la ciudad y en 1987, con la idea de unir la provincia con la prédica de líderes, recibió la visita del Papa Juan Pablo II.
Recuerdo en los primeros años de mi vida profesional, como consultor de opinión pública mediante estudios estadísticos de aplicación social, me tocó interactuar personalmente con Roberto Romero quien fue muy respetuoso de nuestro trabajo. Tomaba decisiones en base a los estudios que les presentábamos y no permitió distorsionar datos que se harían públicos; por el contrario, nos alentó a trabajar seriamente y nos demostraba con hechos cuanto valoraba el trabajo profesional llevado a cabo con responsabilidad. 
Recién recibido de ingeniero industrial junto con mi socio y amigo Julio Pizetti, fundamos a principios de los 90 la Consultora Datamática, dedicada a realizar estudios de opinión pública a nivel empresario y político. Iniciamos nuestra labor presentando resultados de encuestas que influyen en la intención de voto en el programa de Sergio Poma, llamado De Política y Políticos. En esa etapa fue cuando Roberto Romero, siendo diputado nacional, nos contactó y fue uno de los primeros que confiaron en nuestro trabajo profesional, tanto para el diario El Tribuno, como también para estudiar su candidatura a gobernador en las internas del PJ de Salta, y que terminaría triunfando frente a la lista encabezada por Hernán Cornejo. Luego en 1991 siguieron las elecciones provinciales a Gobernador donde con Datamática hicimos estudios en toda la provincia, que le presentábamos personalmente y sin intermediarios donde no solo se medía el pulso electoral, sino también las necesidades en cada región y hasta el último pueblo. En esos estudios nos pedía medir las ideas y proyectos que tenía para Salta, con el propósito de hacer los ajustes a las verdaderas necesidades de la gente. Nos encargaba específicamente estudiar la viabilidad de esos proyectos en relación con la realidad local. Recuerdo que se sentaba a tomar mate con la gente y anotar las ideas. Además les pedía a sus asistentes que se tuviera en cuenta las cosas que les decía la gente para incluirlas en su agenda política y empresarial.
Roberto Romero enfrentaba una elección difícil donde el capitán retirado Roberto Ulloa, se presentaba como candidato a gobernador por el PRS y lideraba las encuestas.
Adicionalmente, se presentaba con un partido nuevo que generaba altas expectativas entre el electorado salteño, mientras que Roberto Romero llegaba con el desgaste propio de ser exgobernador y por entonces diputado nacional, pero, sobre todo, el electorado salteño lo relacionaba con una valoración negativa de la gestión que hizo Hernán Cornejo como gobernador de Salta y la gente lo percibía como quien era el sucesor de Romero. 
En pocas palabras, la gestión de Hernán Cornejo era percibida como negativa y este costo debía asumirlo Roberto Romero, porque el electorado tomaba que Hernán Cornejo fue el sucesor puesto y controlado por Roberto Romero. Esta situación tenía un arraigamiento muy profundo en el imaginario popular que la campaña no pudo revertir, y es así que recuerdo cuando le presentamos los últimos estudios que decían que el triunfo de Ulloa era irreversible, Roberto Romero tuvo la grandeza de asumir los resultados, obrar en consecuencia y agradecernos los estudios realizados, prohibiendo al equipo de comunicación de la campaña que difunda datos inciertos y diciendo: “No vamos a engañar a la gente y ustedes sigan así haciendo un trabajo serio y respetable”. Estas fueron las palabras con las que nos despedimos en esa ocasión. Finalmente, el 27 de octubre de 1991 Ulloa gana las elecciones a gobernador y Romero continúa contratándonos como asesores del grupo Horizontes S.A. hasta el día de su fallecimiento en un accidente de tránsito en Río de Janeiro, Brasil, ocurrido en 1992.

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