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El ejército secreto de Putin

Domingo, 06 de marzo de 2022 02:31
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Como parte del arsenal bélico de Rusia puesto de relieve en la guerra de Ucrania, la opinión pública internacional tomó conocimiento de la importancia alcanzada por el Wagner Group, una corporación privada rusa que contrata efectivos mercenarios de elevada calificación profesional para realizar operaciones militares clandestinas por encargo del Kremlin, dentro de la estrategia de "guerra híbrida" ideada y puesta en marcha por el presidente Vladimir Putin. El titular de la firma es Yevgeny Prigozhin, un multimillonario estrechamente vinculado con Putin, y su jefe de operaciones es Dmtry Utkin, un exoficial del servicio de inteligencia del Ejército (GRU).

El chef de Putin

Prigozhin, conocido como "el chef de Putin", porque el origen de su fortuna fue amasado durante la década del 90 en el negocio de las comidas rápidas, es el titular de la Agencia de Investigación de Internet (IRA por su sigla en idioma ruso), que maneja la célebre "granja de trolls de San Petersburgo", una unidad operativa de ciberguerra cuya acción tomó estado público por su intervención en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2016, cuando Donald Trump derrotó a Hillary Clinton, cuya dirección electrónica privada fue "hackeada" y su contenido más comprometedor expuesto a la consideración pública.

El empresario patrocina al Grupo Wagner desde que en 2013 otra compañía militar privada, denominada Moran Security Group, registrada en Hong Kong, fracasara en una misión en Siria y sus fundadores fueran encarcelados. Utkin, un admirador del Tercer Reich, era uno de los directivos de esa firma y reclutó a muchos de esos excombatientes para iniciar un nuevo emprendimiento al que bautizó con el nombre de Wagner en homenaje al compositor alemán favorito de Hitler.

Tampoco es un desconocido: en diciembre de 2016 fue condecorado con la Orden al Coraje en una ceremonia oficial en homenaje a los "héroes de Siria".

Un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), uno de los "thinks tanks" especializados en temas de seguridad más prestigiosos de Washington, revela que esta organización paramilitar tendría presencia en una treintena de países de cuatro continentes y permite a Putin "ejecutar sus objetivos políticos y hacer avanzar los intereses de seguridad rusos en todo el mundo". Significativamente su estreno ocurrió en 2014, cuando Rusia anexó la península de Crimea. En ese conflicto, un grupo de mercenarios reclutados por el Wagner Group participó en la proclamación de las repúblicas separatistas pro-

rusas de Donetsk y Lugansk. Expertos estadounidenses como Brian Katz, Seth G. Jones, Catrina Doxsee y Nicholas Harrington consideran que "Ucrania sirvió como uno de los primeros campos de prueba de los ejércitos privados rusos a partir de 2014".

Metodología

El grupo está particularmente activo en África. Fran Matías Bueno, un analista español que investigó a la organización, aclara que "por Wagner entiendo cualquier empresa militar privada dentro de la estructura en las sombras de Prigozhin, o que siga un patrón similar. Esto es importante porque la estructura de Prigozhin utiliza diferentes compañías militares privadas creadas "ad hoc" y vinculadas a empresas que establece en los distintos países en los que opera".

Antes de ser enviados al extranjero, los reclutados reciben un entrenamiento especial, en algunos casos en bases militares y con la supervisión de oficiales del Ejército y los servicios de inteligencia. Según el informe del CSIS, hay dos campamentos instalados en la región de Krasnodar junto a una base del servicio de inteligencia militar (GRU). La remuneración es extraordinariamente tentadora. El sueldo básico es de 4.000 euros mensuales, una cifra muy elevada para la escala salarial rusa, que promedia los 1.000 euros.

Las tareas asignadas varían según la situación en cada lugar. Su principal cometido es entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad del país anfitrión, en el caso de gobiernos amigos, o de alguna milicia irregular, cuando se trata de promover la desestabilización de las autoridades locales.

Esto incluye capacitación en tareas de combate, entre ellas el uso de francotiradores o la defensa antiaérea. A veces son desplegados para proteger infraestructuras clave para los países anfitriones o para las empresas rusas. También proveen de servicios de guardaespaldas para los presidentes. A la inversa, pueden proceder a la eliminación de adversarios políticos. Días pasados el gobierno ucraniano denunció que un comando ruso tenía la misión de asesinar al presidente Volodimir Zelenski.

En Siria, los mercenarios rusos tuvieron un papel preponderante a la hora de combatir al Estado Islámico, apuntalar al régimen de Bashar al Assad y aplastar a los grupos rebeldes patrocinados por Estados Unidos y sus aliados occidentales. Descollaron en la recuperación de yacimientos de petróleo, refinerías y plantas de gas que habían sido capturadas por los insurgentes.

También emplearon ese territorio como lugar de entrenamiento y experimentación. Su éxito convirtió a Putin en el mejor aliado del régimen de Damasco.

 En la guerra civil libia, desencadenada después de la intervención internacional que provocó la caída de Muammar Gaddafi, los mercenarios rusos entrenaron a las fuerzas del general Jalifa Hafter, acantonado en la ciudad de Bengasi, para su confrontación contra el gobierno de Trípoli, reconocido por las Naciones Unidas.
Según el CSIS “Rusia vio un vacío de poder y una oportunidad para ampliar su influencia usando a los mercenarios para fortalecer a Hafter, decantar el conflicto a su favor y llevarse la recompensa”. Esa acción reforzó la posición geoestratégica y la influencia diplomática de Moscú, lo que le otorga un rol relevante en cualquier negociación orientada a la solución de la controversia. 
Efectivos del Wagner Group también tuvieron un singular protagonismo en la República Centroafricana, donde entrenaron a las fuerzas de seguridad y asumieron la responsabilidad de proteger los yacimientos minerales y ser la custodia personal del presidente Faustin - Archange Touadéra. En cambio, en Mozambique experimentaron un fracaso en su lucha contra la guerrilla islámica. En septiembre de 2019 fueron desplazados por otros mercenarios contratados por la firma sudafricana Dyck Advisory Group.
Venezuela fue la puerta de entrada de la organización en América Latina. Un contingente viajó en 2017 a Caracas para proteger las actividades de las empresas rusas, entre ellas la petrolera estatal Rosneft. Desde enero de 2019, en coincidencia con la proclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado”, un centenar de esos efectivos fue comisionado para sustituir a los efectivos de la inteligencia cubana que estaban a cargo de la protección del presidente Nicolás Maduro. Si bien no existen constancias inequívocas, fuentes de inteligencia estadounidense aseguran que el Wagner Group empezó a colaborar también en Nicaragua con el régimen de Daniel Ortega.
En diciembre de 2021, los cancilleres de la Unión Europea adoptaron sanciones contra el Grupo Wagner y sus responsables, que incluyen el congelamiento de cuentas bancarias y la prohibición de ingresar a territorio comunitario. Para fundamentar su decisión, los líderes comunitarios tuvieron muy en cuenta una afirmación de Putin en un discurso pronunciado ante la Duma (Parlamento) en 2012: “Un grupo de empresas militares privadas sería un instrumento eficiente para alcanzar objetivos nacionales sin implicar directamente al Estado ruso”.
 * Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

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