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Derecho a vivir

Viernes, 01 de abril de 2022 02:03
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El tercer mes del año llegó a su fin. Mes emblemático para hablar de las mujeres por conmemorarse el 8 de marzo el "Día Internacional de la Mujer", jornada destinada a visibilizar luchas, problemáticas, lo ganado y lo que sigue en vísperas. En abril y a lo largo del año, es necesario no perder de vista el tema.

En lo que va del corriente año se contabilizan en la provincia de Salta tres femicidios, dos de ellos, niñas de la comunidad wichi.

Pamela Flores es una ellas, el primer caso contabilizado de femicidio en la provincia ocurrido a mediados de enero.

Las imágenes que circularon de su adiós no hicieron más que agrandar la pena de quienes aún sin conocerla deseábamos otro futuro para ella, así como también para todas las niñas, adolescentes, jóvenes y adultas: Vivir.

En medio de la angustia de esos días solo pude escribir algo que en principio me pareció un ruego, luego un pedido a quien sabe quién, un deseo superior.

Al anunciarse el tercer femicidio en la provincia, Florencia Isabel Torres de 14 años en los primeros días de marzo, volví a mi borrador, lo había titulado "Deseo". Lo leí a la luz de los acontecimientos y supe que en verdad estaba hablando de derechos, del derecho a vivir y del derecho a morir. Lo edité de inmediato y así quedó:

Derecho, no deseo

Que mueran de viejas, de cansadas, de vividas

Que mueran amargas, dulces, ácidas

Que mueran con la piel estirada, con la piel finita, con la piel tatuada

Que mueran con arrugas, con patas de gallo, con arañitas y hasta con várices

Que mueran cuando hayan gastado las risas, los gestos, los caminos

Que mueran con estrías, con celulitis, con cicatrices

Que mueran con los sueños paridos, cumplidos, vividos

Que mueran hartas de amar y ser amadas

Que mueran

Que mueran cuando ellas quieran

Que no las maten

Que no se pudra la piel tersa, el útero sangrante, las uñas duras

Que no se coma la tierra el cabello sedoso, el vello púbico, la rótula flexible

Que no lloren las madres, las abuelas, las hermanas, las amigas, las amantes

Que la madera grácil y sencilla no esconda sus ojos

Que la silicona no cierre su boca

Que el filo del bisturí no indague su cuerpo

Que el barquero no reciba sus monedas

Que nadie rece

Que no las maten

Que mueran

Que mueran cuando ellas quieran

 

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