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"Dadas las condiciones adecuadas, cualquier sociedad puede dar la espalda a la democracia. De hecho, si nos hemos de guiar por la historia, a la larga todas nuestras sociedades lo harán".
"El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo" (Anne Applebaum)
Hay que reconocerlo: a nosotros nos acecha el autoritarismo. Un autoritarismo no solapado que se va instalando sin concesiones y sin pausas. Un autoritarismo barbárico que recela de las ideas complejas y que solo se agrupa en torno a lo simple, a lo binario. La grieta es una de sus formas más emblemáticas.
Un autoritarismo que busca brindar certidumbre en un mundo plagado de inseguridades. Un autoritarismo sin ideología; que no es de derecha ni de izquierda; que poco le importa si deriva del marxismo o del nacionalismo. Un autoritarismo que es una actitud mental, no un conjunto de ideas. Un autoritarismo que detesta todo lo distinto a él y que se afianza en su propio pensamiento hegemónico. Un pensamiento hegemónico que denuncia y cancela todo lo que se le oponga; sin reconocer que el acto de cancelar es autoritarismo en estado puro.
Un autoritarismo que instala al cinismo y a la mentira absurda y descarada como herramienta de comunicación. Por ejemplo: hablar de la ruta a la prosperidad mientras todos estamos cayendo en la pobreza económica, intelectual, social y política más abyecta. O las felicitaciones por parte de una nueva - y feroz- oposición al gremio La Bancaria. Una oposición que sale del seno del propio gobierno y que, como es incapaz de combatir la inflación, festeja un cierre de paritarias por encima de ella, echando nafta al fuego. El oficialismo oficial calla; la redundancia es necesaria.
El oficialismo opositor, -la facción "destituyente" dentro del gobierno- dice: "el gobierno somos nosotros". No se dan cuenta que solo resultan una banda de Nerones que desafinan, lira en mano, mientras la ciudad y nosotros, los ciudadanos, ardemos en el fuego que ellos provocan. Nerones que imaginan "el rediseño de la arquitectura institucional moderna". Sepamos leer el peligro escondido tras esa consigna.
En el medio, una guerra mediática berreta y falaz. Así como antes se necesitaba a los militares y a los tanques para poder llevar adelante un golpe de estado, hoy solo se necesitan dos ejércitos. Ambos civiles.
Por un lado, al ejército de siempre: el de los políticos, jueces, fiscales, sindicalistas y empresarios corruptos. Todos ellos persiguiendo ganancias extraordinarias propias antes que cualquier bienestar social. Todos ellos pervirtiendo la política como institución y como herramienta de la sociedad. Avanzando sobre ella. Cooptándola. Todos ellos, a su vez, cooptados por una política corrompida hasta los huesos. La corrupción es el huevo de la serpiente.
Por el otro, a un ejército de mentirosos profesionales, de pseudo pensadores, de cínicos y de ignorantes. Gente que abraza la perversidad de no perseguir la verdad, ni la libertad, ni la construcción de un bien común. Escritores; pseudo intelectuales; panfletistas; blogueros categóricos sin conocimiento alguno; creadores de imagen -de marca- personal; productores de programas de radio y de televisión; dibujantes; caricaturistas; artistas de memes; una legión de retorcidos mentales que viven a la sombra del otro ejército.
Todos instalando la idea de que robar es distribuir. Que ocupar un terreno privado queda por completo justificado por la crisis habitacional, o que la propiedad es un derecho secundario. Que una ocupación no es delito cuando se hace a plena luz del día. Que violar la ley y la constitución está justificado por la necesidad -que ellos crean-, y que no hay otro camino posible.
Gente que proclama que está bien pasar de año con diecinueve materias previas. O que no se puede aplazar a los chicos para no estigmatizarlos y que pretende cambiar el sistema de calificación del sistema educativo de 4 a 10. Gente que quiere instalar la idea de que la educación no es necesaria. Gente ignorante, bruta, falaz y canalla que lleva adelante una guerra mediática contra la cultura, contra el conocimiento; contra la educación; contra el mérito; contra todo lo que permita saber, razonar; tener juicio propio y crítico. La Revolución Cultural de Mao, pero llevada adelante por los entronizadores de L-Gante.
Gente que clama por la paz disparando balas mortales. La reedición de los "jóvenes idealistas" sin armas; no por eso menos peligrosa ni menos mortífera.
"A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos", afirma Jorge Luis Borges en "El Sur", el cuento que más le gustaba de todos los que él escribió. En otro cuento afirmó: "Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías". Repeticiones, variantes, simetrías y anacronismos. Ya vivimos varios golpes de estado. No es la primera vez que asistimos a uno que se lleva adelante por medio de una facción destituyente que es parte del gobierno sin el uso de tanques o de militares.
Hoy no hacen falta ni los militares ni los tanques en la calle para llevar adelante un golpe de estado. No seamos parte, otra vez, de otro golpe de estado.
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