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Tras el intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández, analistas políticos empiezan a sacar en limpio los distintos aspectos que caracterizan al escenario previo y posterior al hecho, que podría marcar un punto de inflexión en la vida política y social del país.
El analista y licenciado en Ciencias Políticas, Alexander Gvenel, consideró que es muy difícil que el intento de magnicidio contra la vicepresidenta haya sido algo armado pero que, sin dudas, y en vista a lo que ocurrió en los momentos posteriores al hecho, intentará ser aprovechado políticamente por el oficialismo. Cuestionó en este punto el rol que está jugando el presidente de la Nación Alberto Fernández, quien, en lugar de buscar pacificar las posiciones, fomenta con su discurso posiciones antagónicas dentro de la sociedad.
Respecto de la idea de que el atentado haya sido armado por el oficialismo como deslizaron algunos dirigentes, Gvenel afirmó: "No creo que este ataque sea armado, pero es algo que en definitiva lo dictaminará la investigación judicial".
"De acuerdo a lo que se conoce, yo diría que no es algo armado, creo que es una persona que actuó por su cuenta y me parece que, dadas las circunstancias, en donde el arma estaba cargada y, simplemente, una falla del arma o de la manipulación de la misma, hizo que no se disparara, pensarlo como algo armado por el propio oficialismo me parece, al menos, arriesgado".
No obstante, advirtió que "sí me parece que posteriormente hay un intento de utilización política de muchos funcionarios que es notorio y vergonzante".
"Esto va a intentar ser utilizado por el kirchnerismo para continuar con la victimización, que es lo que está sucediendo, con declaraciones recientes de Máximo Kirchner, quien dijo que la oposición "quiere matar a un peronista', una cosa muy bizarra que hay que tenerla en cuenta y no se puede permitir", advirtió el analista.
Consideró, asimismo, que "en este punto la oposición tiene por un lado que ponerse a disposición de la cuestión institucional, pero al mismo tiempo marcar que no es admisible que una crítica o una causa judicial sea relacionada con un intento de magnicidio".
Al margen de que esta situación pudiera ser utilizada políticamente por el oficialismo, Gvenel evaluó que "es difícil saber si esto le podría sumar adeptos a la vicepresidenta".
"Hay que recordar que es cierto que el fallecimiento en su momento del expresidente Néstor Kirchner, su marido en ese momento, impulsó de alguna manera su reelección y le dio el triunfo", indicó y expuso que "de hecho hay una frase famosa de Jaime Durand Barba de ese entonces diciéndole a (Mauricio) Macri (quien por entonces era jefe de Gobierno porteño) que no podía competir contra una viuda".
"En este caso -señaló- los argentinos tenemos esto de endiosamiento a la víctima, lo que no significa que haya ganado solo por esto, pero sin dudas ha cambiado el humor y ayudó".
El analista sostuvo que, "sin caer en la bajeza, creo que esto, donde afortunadamente no salió la bala, es muy probable que acreciente el camino de la victimización, pero no creo que pueda darle un impulso como sucedió con el fallecimiento de Néstor Kirchner".
"Si bien es probable que genere algún grado de empatía, creo que no será la empatía suficiente como para poder presentarse a las elecciones con chances de ganar", afirmó.
Repasó en este sentido que "en 2019 ella elige a quien fuera hasta ese momento un operador político con poco vuelo electoral, como Alberto Fernández", para que sea el candidato de su espacio "pura y exclusivamente a sabiendas de que ella no tenía posibilidades de ganarle a un Mauricio Macri que, incluso, llegaba desdibujado porque venía de sortear varias crisis en continuado".
"Creo que las posibilidades de ella en 2023 son escasas, aunque es cierto que ha logrado en base a la causa judicial en su contra aglutinar a todo el Frente de Todos y el peronismo en torno a algo común", concluyó.
Gvenel advirtió que si no se moderan las posiciones "a partir de esto podría haber una radicalización de las posiciones de los seguidores de ambos sectores".
"Creo que el Presidente, como máxima autoridad pública, debería tomar la decisión de hacer una apertura y llamado a la reflexión para que esto no vuelva a repetirse, que no es lo que hizo, porque su cadena nacional dejó mucho que desear".
"El discurso del Presidente alentando la teoría del discurso del odio por diferencias políticas o una causa judicial, donde hay un fiscal que hace su trabajo, que es acusar, es muy peligroso", sentenció Gvenel.
¿Punto de inflexión?
Para el analista político Alexander Güvenel, el ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner “va a marcar un punto de inflexión en el que se empiezan a mostrar las reacciones de los distintos actores políticos”.
“Los primeros acontecimientos, que suelen ser los que marcan la pauta de cómo van a continuar los hechos, estarían marcando una radicalización de los enfrentamientos”, anticipó y expuso que “ya desde el mismo discurso del Presidente, que hizo alusión a los discursos del odio y que le ha achacado la responsabilidad a ciertos sectores de la oposición”.
“Creo que si empezamos a emparentar los discursos del odio, con ser críticos de una gestión, estamos ante una distorsión grave”, advirtió.