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Ciertas calles, monumentos, instituciones y edificios, han sido designados con un nombre que el tiempo se encarga de cosificar, desprendiéndose lentamente del ser humano en cuyo honor fueron bautizados. Como señala Felipe Pigna, nombres como Muñiz, Rawson, Pirovano o Argerich, solo suenan a hospital, pero nadie se encarga de contarnos quiénes fueron esas personas de carne y hueso que son homenajeadas nominalmente. Lo mismo ocurre con el prestigioso Instituto Malbrán, que hoy tiene la burocrática denominación de Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) "Dr. Carlos Malbrán". Cabe acotar que el Instituto recibió el nombre de su fundador, Dr Carlos Malbrán al año siguiente en que se produjo su fallecimiento (1941), pero -vayamos a saber por qué ocultos motivos- la llamada Revolución Libertadora resolvió, en 1957, suprimir el nombre del prestigioso médico, que recién fue restituido en el gobierno del Dr. Arturo Illia, en 1963.
Actualmente, como sabemos, el Instituto Malbrán será perpetuado en la imagen de los futuros billetes de $2.000; aunque esa perpetuidad -al paso de la inflación- será bastante efímera: triste destino de las monedas que nacen viejas. En el billete lo acompañarán la Dra. Cecilia Grierson y el Dr. Ramón Carrillo.
Malbrán y las pandemias
Podríamos decir que él no tiene quién le escriba. Los medios de difusión se han ocupado, con cierta extensión, de obra y vida de la Dra. Grierson y del Dr. Carrillo. También han reseñado la fecunda labor del Instituto Malbrán desde su fundación en 1893, pero prácticamente sin referencias biográficas a su creador. Pero no se los puede culpar, salvo la omnipresente Wikipedia no se encuentran mayores datos sobre la fecunda vida de Carlos Malbrán. Luego de una intensa búsqueda encontré un libro del propio Malbrán, publicado en 1931: "Apuntes sobre salud pública". Como el mismo autor lo admite, prácticamente se trata de una autobiografía, de una reseña de su paso por la administración pública. Rescatamos algunos párrafos interesantes, que, si bien corresponden a otro contexto, suenan actuales en el marco de la reciente pandemia: "En el año 1900 una de las primeras medidas adoptadas a mi entrada en el D. N. de Higiene fue la supresión de las cuarentenas. Esta medida, por muchos consideradas atrevida, tuvo una considerable repercusión, pues hacía desaparecer un estado de cosas, que por su prolongación llevaba consigo grandes perjuicios". Malbrán fue un pionero en materia de vacunación y afirmaba: "Es sabido que las formas pulmonares de la peste perdonan la vida. al uno por ciento de los enfermos, cuando la perdonan. Aquí hubo con toda seguridad la acción defensiva de la vacuna que, si no evitó la infección, atenuó un poco la virulencia del germen, retrasando la rapidez de los fenómenos neumónicos y dando tiempo al efecto de nuevas inyecciones de vacuna".
En 1901, Malbrán, como presidente del organismo, propone ampliar el Conservatorio Nacional de Vacunas con el objeto de incrementar la fabricación de sueros y afrontar la epidemia de viruela que afectaba al país. En esa oportunidad, el médico declaraba: "La actual epidemia es debida a la falta de vacunación y como la medida que se impone y ha empezado ya a ponerse en vigencia es la vacunación oficialmente controlada, resulta evidente que la exigencia de una gran producción, lejos de ser transitoria, ha de mantenerse durante largo tiempo". Era necesario, según Malbrán, incrementar la cantidad de vacunas, Pero también extender su obligatoriedad. Con esta idea en mente, en 1903 el bacteriólogo impulsó la Ley 4.202 de "Vacunación y revacunación antivariólica obligatoria".
El Dr. Carlos Gregorio del Carmen Malbrán Figueroa, nacido en Andalgalá, Catamarca en 1862, también se destacó en el ámbito académico y político. Fue el máximo especialista del país en el estudio y control higiénico de epidemias de gran impacto social como la peste bubónica, cólera, tifus, malaria, difteria, sífilis y tuberculosis. Impulsó importantes leyes sanitarias y publicó numerosos libros y ensayos sobre su especialidad.
¡Por qué interesa referirnos al Dr. Malbrán en una columna de actualidad laboral? Porque al margen de la preocupación del Dr. Malbrán por la cuestión social combatiendo las enfermedades que afectaban fundamentalmente a los sectores más humildes de la población, también se interesó directamente en la problemática laboral. Según el historiador José Panettieri, Carlos Malbrán fue integrante del equipo que redactó, en 1904, el proyecto de la primera Ley Nacional del Trabajo. Entre otros, integraban esa impresionante brigada intelectual, comandada por el ministro del Interior Joaquín V. González: Leopoldo Lugones, José Ingenieros, Alfredo Palacios, Enrique del Valle Ibarlucea, Augustro Bunge y Juan Bialet Massé.
Cabe acotar que, en la referida autobiografía, Malbrán no menciona en absoluto su participación en el proyecto laboral; sin embargo, no cabe duda que por su alto cargo (equivalente a un Secretario de Salud Pública) debió ser consultado. Máxime que las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo ocupan un extenso capítulo del proyecto en cuestión, dedicándole cerca de cien artículos (285 al 382) específicamente a esta temática. Muchas de sus normas de avanzada recen serían incorporadas al reglamentarse la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo (19587), en 1972. Todas ellas bajo el marco de que "las instalaciones y procedimientos de producción no deben causar perjuicio a la salud, al bienestar o a la vida de las personas ocupadas en ellos, o a la salud pública, o al bienestar o la seguridad de las personas que habiten en la vecindad de dichos establecimientos".