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Todos podrían ser nuestro hijo

Miércoles, 08 de febrero de 2023 20:12
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"Fernando podría haber sido nuestro hijo… y los otros 8 chicos… también" ¡¡Ya lo sé!! ¡Qué planteo más odioso y que preferimos no leer, pero los invito a que se animen a leerme... ¡ Creo, desde mi experiencia y saber, que debemos como padres, educadores y adultos repensar y aprender sobre lo que pasó.

Soy psicóloga (aparte de madre, que es mi mayor función) y acompaño en procesos terapéuticos y de orientación vincular familiar a niños, adolescentes y familias hace más de 30 años. Observé e intervine en tantas vidas y familias que creo haber aprendido algo...

Por eso me atrevo a desafiarlos a que no solo empaticemos con Fernando y sus padres, que claramente como personas de bien entiendo que todos pudimos lograrlo. Fernando era una criatura con proyectos, sano y vivo que fue asesinado con alevosía, y eso es un espanto que no puede pasar.

¡No debería haber pasado! En eso creo estamos todos de acuerdo y como sociedad algo debemos hacer, no alcanza solo con empatizar y pedir justicia… y por eso sigo pensando… Fernando nos tiene que doler y pesar eternamente.

Pero… ¿y los otros 8 chicos? Porque también son chicos, "absolutamente responsables de lo que hicieron", lo sé, pero a quienes también se les terminó, de otra forma, la vida sana y en sociedad. Y eso a mí por lo menos también me espanta y preocupa, me interpela y moviliza. De ninguna forma la condena es para celebrar, como decían tras el veredicto, y no es el fin de nada...

Y ahí es donde como psicóloga se me rompe la cabeza y tengo muchas dudas, porque no me puedo quedar en el reduccionismo de pensar, como escuché tantas veces, …que "eran todos psicópatas, que era un grupo de asesinos"… Eso a mí no me consta; es más, les diría que es casi imposible, no me cierra, no me tranquiliza. Creo que es solo "una mentira, un sana sana del inconsciente colectivo" para no pensar como adultos que podrían ser cualquiera de nuestros hijos.

Durísimo, lo sé; pero tan duro como real. … y si no ¿quién se anima a tirar la primera piedra? Yo no. ¿Y qué puedo aportar yo, más que esta incomodidad odiosa?

Intentaré sumar algo… Antes que me olvide, sí les puedo aportar algo que el consultorio me enseñó es que los problemas de conducta de los niños, en la mayoría de los casos no son autorresolutivos; es decir no se solucionan cuando crecen, sino que se agravan cuando crecen sin educación, límites y valores claros.

En mi trabajo con peques, desde bien chiquitos tengo que hacer hincapié a los padres, reiteradamente y en todas las formas de familias que veo, en cosas tan básicas como "enseñarles a pedir perdón si pegaron", "a devolver lo que no es suyo", "a respetar al otro", etc. etc... y ahí empiezan los problemas.

Muchas veces nos acordamos tarde de empezar a educar para que sean empáticos, buenos compañeros, buenos vecinos, etc. cuando los reclamos vienen desde afuera. Sé, como psico, que los niños normalmente prueban las inconductas, primero en casa; así es que, si como papás estamos atentos a ellos, ya vamos viendo cómo se están desarrollando ¿no? ¡Los miremos y acompañemos con todo el amor y toda la atención!

La palabra "empatía" está muy de moda…y todos sabemos que es ponerse en el lugar del otro, pero ¿y si no le enseñamos que hay un "otro respetable y tan persona como él" desde chiquito? ¿Cómo le vamos a enseñar lo que sigue?

Hablemos más de amor, de mirarlos profundamente acompañando su crecimiento, de compromiso, de padres como ejemplos y responsables de la conducta de nuestros peques, de los valores que nos rigen como familia, de nuestra disponibilidad afectiva y efectiva.

Porque para eso los trajimos a este mundo ¿no? Para que crezcan sanitos, sean felices y buenas personas.

Y esto es lo que observo en el consuitorio al respecto. Padres que les enseñan a ser ventajeros, a gozar de privilegios a costa del otro, pensando que así serán más exitosos e independentes, etc. etc.

Pero ¿ustedes realmente creen que si no les enseñamos a ser plenamente responsables de sus actos, siendo nosotros su ejemplo, les podemos pedir después que tengan una conducta grupal no violenta con frenos y responsable? Obviamente, no.

Educar en empatía… sí por supuesto, pero antes enseñarles a respetar al otro, a frenarse y tolerar la frustración de la espera y del no, que nunca les gusta, obviamente.

Poder demorar la respuesta impulsiva/violenta es una fortaleza que no tienen neurológicamente ni de nacimiento desarrollada; la van aprendiendo y ejercitando con nuestra amorosa contención, pero, sobre todo, imitándonos.

Cuando logramos tener conductas asertivas y positivas, a pesar del enojo o frustración, les enseñamos eso que necesitan. No hay mejor laboratorio-escuela que la imitación de lo que hacen mamá y papá.

Winnicott nos enseña que los peques se portan mal con la "esperanza" de que los adultos los contengan, los frenen… los eduquen. ¿Estarán pidiendo eso nuestros adolescentes violentos?

La conciencia moral se aprende, el respeto por la vida y el otro también. Los padres y los educadores somos ejemplo, mucho más por lo que hacemos que por lo que decimos… Entonces… si nos animamos a pensar, aunque duela y asuste, que esos ocho chicos podrían haber sido nuestros hijos…

¿Qué estamos haciendo, qué están viendo y aprendiendo nuestros hijos? No los quiero aburrir, ojalá algo les haya movilizado o sumado… seguiré y seguiremos pensando. ¿Sí?

Gracias por leerme

*María de los Ángeles Fernández es terapeuta de niños y adolescentes y asesora familiar vincular.

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