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Los aumentos salariales y las revisiones de esos aumentos que se han producido durante los últimos meses por vía de la constante renegociación de las remuneraciones establecidas en los respectivos convenios colectivos, plantean el interrogante sobre la incidencia de estos incrementos sobre el proceso inflacionario. Las estadísticas vienen demostrando lo contrario, ya que el largo período de deflación salarial no implicó una caída de los precios minoristas, tampoco los nuevos aumentos salariales están pareciendo incidir directamente sobre un traslado de los costos al consumidor. Ello al margen de que el espectacular grado de informalismo de nuestra economía, determina que -proporcionalmente- pocos empleadores abonen las nuevas remuneraciones.
A nivel mundial se dio una discusión similar en torno a los efectos de la "flexibilidad" laboral que, implicando una reducción de los costos laborales, debía transformarse en una mejor competitividad empresarial y en una muy prometida creación de puestos de trabajo.
La teoría económica clásica indica que subir salarios en tiempos de inflación es como echar gasolina a un fuego. Sin embargo, recientemente (5 de enero 2023), el diario El País de España hizo referencia a un informe en el que categóricamente se afirma: "Congelar salarios alarga la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y no reduce la inflación. Subir el salario nominal no debe ser visto como un síntoma de efectos de segunda ronda". El informe se pregunta: ¿cuál es la evidencia histórica de la espiral precio-salario? Luego de analizar 79 periodos históricos, entre los que se encuentran los periodos inflacionarios de España en el año 89 y 2000, así como el que sufrió Alemania tras la caída del muro de Berlín; tan solo en una minoría de ellos el aumento de precios y salarios revierten el uno sobre el otro. Se preguntará el lector si este informe favorable al aumento de salarios es de alguna internacional socialista: no. Es de la institución que dirige Kristalina Georgieva: el tenebroso Fondo Monetario Internacional (FMI).
Henry Ford
La historia nos recuerda un ejemplo paradigmático de las consecuencias de un fuerte incremento salarial. Fue a fines de 1913 cuando en Detroit, EEUU, desde una oficina de la planta automotriz de Highland Park, Henry Ford resolvió imprevistamente- que sus trabajadores debían tener un incremento del 100% de sus salarios. Por entonces el sueldo de un obrero era de 2,34 dólares por día (26 ctvs. por hora), Ford resolvió incrementarlo a 4,80 dólares por lo que el vicepresidente de la Ford Motor le espetó: ¿por qué diablos no establece 5 dólares por día, así hace quebrar de una buena vez a la compañía? - Lo haré -replicó Ford-. Serán cinco dólares diarios. Además, resolvió destinar 10 millones de dólares adicionales (lo que no era poco), como adehala (participación en las ganancias; en árabe significa propina). Para desesperación del directorio de su empresa también tomó la decisión -insólita en esa época- de reducir la jornada de trabajo a 8 horas. Esta sola disposición implicó la nueva contratación de más de 4.000 trabajadores. También ofreció dieciocho días libres pagados por vacaciones y enfermedad, una práctica poco común aun en la actualidad en EEUU. El entusiasmo de los obreros llevó a incrementar casi un 40% de la producción de automóviles, lo que produjo otra decisión sorprendente de Ford: redujo el precio de sus automóviles a $490 dólares. íCon cuatro meses de sueldo los obreros de la Ford podían comprar sus propios automóvilesí En un solo pase Ford consiguió mayor producción y una demanda segura de sus productos. Ese es el sueño de cualquier empresario y ese fue el objetivo del exitoso fabricante.
Pero no nos quedaremos con una imagen beatífica de Henry Ford, no era ningún Santo. Aunque intentó borrar sus huellas, nadie duda hoy de que el magnate del automóvil fue el primer nazi norteamericano. Su pensamiento racista, antisemita y supremacista wasp (blanco, anglosajón y protestante) fascinó a Adolf Hitler (quien expresamente lo elogia en su libro "Mi lucha"). Luego Hitler copió el sistema Fordista de producción (inspirado en los mataderos) para sus campos de exterminio. Fue violentamente antisindicalista, tenía un sistema de espionaje dentro de sus fábricas y se le atribuye la responsabilidad en la que se llamó "La masacre de Ford" (5 muertos y numerosos heridos) en una manifestación pacífica) durante la crisis del 30. Casualmente esta semana se cumplieron 90 años de este hecho ocurrido el 7 de marzo de 1932. También recordando esta semana el día de la mujer hacemos memoria de la discriminación salarial que mantenía en sus fábricas. En 1968 un movimiento de trabajadoras (costureras) de la fábrica Ford de Dagenham (cerca de Londres) desembocó en la aprobación de la Ley de Igualdad Salarial de 1970 que tuvo como objetivo prohibir la desigualdad de trato entre hombres y mujeres en el Reino Unido en términos de salario y condiciones de empleo. En 2010 se estrenó una película con la dramatización cinematográfica de la huelga: "Made in Dagenham", de excelente realización.