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El femicidio de Cecilia Strzyzoswki no está politizado: es un hecho político, aunque Jorge Capitanich no haya tenido la menor injerencia. Emerenciano Sena y su mujer Marcela Acuña, los padres de César, el presunto femicida, son figuras empoderadas por vías irregulares y, ambos, precandidatos oficialistas para las elecciones provinciales.
Emerenciano es el principal líder piquetero de Chaco, que logró el control territorial de varios barrios; uno de ellos, al igual que su agrupación de desocupados, lleva su nombre. Obrero de la construcción, de origen humilde y sin haber completado los estudios primarios, su carrera sindical, primero, y luego el liderazgo de los desocupados, le permitieron convertirse en aliado político del actual gobernador y, al mismo tiempo, en millonario. En su casa, los policías hallaron $6 millones en efectivo y otros elementos sospechosos. Padres e hijo están detenidos por cargos gravísimos.
Emerenciano, sin título alguno para la docencia, estaba a cargo de varias "escuelas públicas de gestión social", un régimen creado a su medida. Allí, los alumnos visten guardapolvo rojo, rinden homenaje al régimen cubano y al Che Guevara, y cuentan con un programa de adoctrinamiento que no solo desconoce los lineamientos curriculares, sino que se trata de una práctica anticonstitucional en las aulas.
Los espeluznantes relatos de estos días evocan los crímenes del régimen de Carlos Juárez, en Santiago del Estero, la mafia política de Catamarca que asesinó a Soledad Morales, o al gobierno paralelo de Milagro Sala en Jujuy. Ocurre en toda Sudamérica y, cada vez más, en la Argentina. Un Estado manipulado que terceriza la administración del presupuesto social y educativo genera zonas liberadas, a manos de caudillejos millonarios.
Los policías buscando los restos de la víctima en un chiquero ofrecen una imagen más elocuente que cualquier análisis político.